¿Qué buscan lo adolescentes cuando hay cambios en su vida?


Una de las etapas más difíciles en la vida de un ser humano es la adolescencia, pues en ella surgen muchas inquietudes y preguntas, que no siempre son fáciles de manejar por padres y maestros, aunque hayan atravesado por la misma etapa. Es por esto que nos gustaría compartir contigo algunas reflexiones que esperemos te ayuden a acercarte con estos jóvenes y tenderles una mano en un momento de cambio muy importante.

 

¿Cómo son los adolescentes?

Podemos definir la adolescencia con estas palabras de Movilla:

“Una etapa de cambios y transformaciones, de sueños y ensoñaciones, de deseos inquietos y sin límites, de incertidumbres, de inseguridades y búsquedas, de tentativas, en fin, por hacerse y crearse a sí mismos como personas. Llegar a ser personas, aclararse a sí mismos lo que son y lo que quieren llegar a ser, dilucidar su identidad, es lo que constituye la principal preocupación de los adolescentes»

(S. Movilla, Pastoral con adolescentes y jóvenes. Cómo iniciarles en la personalización de la fe, en la comunidad y en el compromiso. Madrid, Nueva utopía, 2003, p. 15).

El Papa Juan Pablo II, en la Catequesis Tradendae n. 38, describió con más detalle esta problemática adolescente. La adolescencia es:

«Una edad que presenta grandeza y riesgos. El momento del descubrimiento de sí mismo y del propio mundo interior. El momento de los proyectos generosos. El momento en que brota el sentimiento del amor. El momento en que aflora los impulsos biológicos de la sexualidad. El momento en que crece el deseo de estar juntos. El momento que se experimenta una alegría particularmente intensa, relacionada con el embriagador descubrimiento de la vida. La etapa de los interrogantes más profundos. La edad de las búsquedas angustiosas, incluso frustrantes. La edad de los primeros repliegues sobre sí mismo, de las experiencias de desconfianza de los demás. La edad de los primeros fracasos y amarguras.

No hay un estereotipo único de adolescente. El contexto socio-cultural que lo rodea, lo condiciona a cierto tipo de comportamientos, maneras de pensar y percibir la vida, el estudio, el trabajo, las relaciones con sus compañeros y compañeras, y el planteamiento mismo de su futuro. En ese sentido, el papa Francisco, en un documento especialmente dedicado a los adolescentes y jóvenes, Vive Cristo, en su capítulo 3, recoge la realidad de los jóvenes en el mundo actual. Aunque en este documento se habla de los jóvenes, en realidad, esto también aplica a los adolescentes.

En el apartado “Algunas cosas que les pesan a los jóvenes”, menciona que “muchos jóvenes viven en contextos de guerra y padecen la violencia en una innumerable variedad de formas: secuestros, extorsiones, crimen organizado, trata de seres humanos, esclavitud y explotación sexual, estupros de guerra…” (n.72).

En los otros números recoge sus “deseos, heridas y sus búsquedas”, entre los que resaltamos:

  • El cuerpo y la sexualidad tienen una importancia esencial para su vida y en el crecimiento de su identidad” y “el deseo de confrontarse sobre estas cuestiones” (81).
  • “Los avances de las ciencias y de las tecnologías biomédicas inciden sobre la percepción del cuerpo… Se difunde un cierto atractivo por comportamientos de riesgo como instrumento para explorarse a sí mismos, buscando emociones fuertes y obtener reconocimiento” (82).
  • Heridas personales como “derrotas de la propia historia, de los deseos frustrados, de las discriminaciones e injusticias sufridas, del no haberse sentidos amados o reconocidos”. Además, están “las heridas morales, el peso de los propios errores, los sentimientos de culpa por haberse equivocado” (83).
  • Pero también, en algunos jóvenes reconocemos un “deseo de Dios… sensibilidad artística, necesidad de comunicación, profundo deseo de una vida diferente” (84).
  • Sobre el ambiente digital, anota “ya no se trata solamente de «usar» instrumentos de comunicación, sino de vivir en una cultura digitalizada…” “Privilegiar la imagen respecto a la escucha y a la lectura incide en el modo de aprender y en el desarrollo del sentido crítico” (86).
  • “La web y las redes sociales han creado una nueva manera de comunicarse y de vincularse, y «son una plaza en la que los jóvenes pasan mucho tiempo»…” (87).
  • También habla de las carencias que deja el ambiente digital: “soledad, manipulación, explotación y violencia, dependencia, aislamiento, pérdida de contacto con la realidad, nuevas formas de violencia (ciberacoso, pornografía, explotación para fines sexuales, juegos de azar)” (88).

 

¿Qué buscan o qué sueñan los adolescentes?

Como podemos darnos cuenta, el mundo del adolescente es una etapa compleja, pero también con muchas posibilidades de crecimiento. Si quisiéramos resumir en pocas palabras cómo son los adolescentes, podemos decir que son: inquietos, rebeldes, soñadores, preguntones porque quieren saber de todo, pero también están al día con las redes sociales, pues prácticamente es “su mundo”.

De esta forma podríamos decir que los anhelos de cualquier adolescente se engloban en las siguientes necesidades:

  • Buscan ser aceptados. Quieren que se les reconozca y se apruebe su lugar en la sociedad.
  • Están en búsqueda de su identidad. Los cambios físicos y mentales los ubican como personas únicas.
  • Necesitan modelos que puedan seguir. Ejemplos de vida para transicionar en las etapas biológicas de desarrollo con un propósito e impacto en su núcleo social.
  • Buscan ser libres. Determinar sus propios actos por voluntad y motivación propia.
  • Sueñan ser felices, pronto. Entienden que es el estado óptimo para desenvolverse.
  • Tener un plan de vida. Encontrar estabilidad y seguridad con sus nuevos cambios.

 

Una necesidad humano-cristiana universal

Frente a esta realidad, la comunidad cristiana le ofrece lo mejor que tiene: a Jesucristo, como luz, verdad y vida. En palabras de Papa Francisco

“Te recuerdo la buena noticia que nos regaló la mañana de la resurrección: que en todas las situaciones oscuras o dolorosas que mencionamos hay salida (…) No dejes que te roben la esperanza y la alegría, que te narcoticen para utilizarte como esclavo de sus intereses. Atrévete a ser más, porque tu ser importa más que cualquier cosa. No te sirve tener o aparecer. Puedes llegar a ser lo que Dios, tu Creador, sabe que eres, si reconoces que estás llamado a mucho. Invoca al Espíritu Santo y camina con confianza hacia la gran meta: la santidad. Así no serás una fotocopia. Serás plenamente tú mismo” (n. 104 y 107).

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