Estimado catequista,

sabemos que, como educador en la fe, tienes en tus manos la misión de compartir el profundo significado de la fe y la relación con Jesús.

Por eso el equipo de catequistas de Ediciones Dabar quiere compartir contigo algunas oraciones que puedes realizar con tus pequeños alumnos. Este ejercicio fortalecerá el encuentro, pues son oraciones que seguramente la mayoría de ellos ya escucharon y repitieron en el regazo de sus mamás o abuelas.

Si gustas, puedes imprimirlas y hacer un folleto al que puedan recurrir en los momentos oportunos. Iniciar en la oración, fomentar el hábito de recurrir a Dios en cualquier circunstancia de la vida, será clave en cada uno de los encuentros de tu catequesis.

Previo a la oración: Persignarse.

Siempre que iniciamos una oración, al entrar en una iglesia o pasar delante de ella, antes de las comidas, al comenzar un acto religioso importante para nosotros, nos persignamos. Esto es, trazamos una cruz con la mano derecha sobre nuestro pecho, acompañando el movimiento con una invocación a la Santísima Trinidad.

  1. “En el nombre del Padre…” Tocamos la frente.
  2. “… del Hijo…” Tocamos el pecho.
  3. “… y del Espíritu Santo”. Tocamos el hombro izquierdo y el derecho.
  4. “Amén”. Finalizamos en la boca.

Nos persignamos para invocar a la Santísima Trinidad, poniéndonos a disposición del Padre, manifestando nuestra fe en Jesús, su Hijo, y nos abrimos a la gracia del Espíritu Santo para hacer bien todo lo que nos toca realizar en el día. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Oraciones

  1. Profesión de fe (Credo Niceno-Constantinopolitano)

La oración del Credo resume los principios y las creencias básicas de la fe cristiana. Por eso es conveniente que los niños lo vayan memorizando para proclamarlo en las celebraciones dominicales de la santa misa, después de la homilía y antes de la oración de los fieles.

 Creo en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
Nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres,
y por nuestra salvación,
bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato,
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras;
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos,
y su Reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida.
Que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.

  1. Gloria

En nuestro mundo, la palabra “gloria” significa fama, honor o reconocimiento que tiene una persona gracias a algo grande e importante que hizo. En cambio, en la Iglesia cuando decimos “gloria de Dios” hablamos de su infinito poder, su infinita sabiduría, su amor eterno, su santidad, su bondad sin límites. En todo lo que Dios hace, muestra su gloria. Es una oración de alabanza muy antigua, dirigida a la Santísima Trinidad, con esta expresamos que creemos en un Dios-comunidad, que nos invita a vivir en fraternidad.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.

Amén.

  1. Padrenuestro

El Padrenuestro es la oración que distingue a los cristianos. Es la oración que el mismo Jesús enseñó a los apóstoles y a través de ellos llegó hasta nosotros. Es todo un plan de vida para ir haciendo realidad el mundo que soñó Jesús: alternativo, incluyente y solidario.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu nombre;

venga a nosotros tu Reino;

hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pande cada día;

y perdona nuestras ofensas,

como nosotros perdonamos a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.

Amén.

  1. Ave María

Con estas palabras se dirigió el ángel, el mensajero de Dios, a María. Y así nos dirigimos también nosotros a nuestra Madre. Jesús nos ama tanto, que nos dio también a su mamá, y nosotros la queremos mucho, la respetamos y nos dirigimos a ella siempre que queremos.

Dios te salve, María, llena eres de gracia,

el Señor es contigo.

Bendita tú eres entre todas las mujeres

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén.

  1. Dulce madre

Esta oración es una súplica a María para que nos acompañe, nos cuide y nos proteja. Puede hacerse al final de un tema, cuando terminemos una semana de clases o especialmente en mayo, mes de María.

Dulce madre, no te alejes.

Tu vista de mí no apartes.

 Ven conmigo a todas partes

y solo nunca me dejes.

Ya que nos proteges tanto como una verdadera madre,

haz que me bendiga el Padre,

el Hijo y el Espíritu Santo.

Amén.

¿Tienes alguna otra oración para compartir? Estaremos gustosos de leerte y así poder actualizar este blog.