La invitación del papa Francisco a crear Pacto Educativo Global, centrado en la formación de individuos capaces de hacer transformaciones positivas


El papa Francisco, constantemente, de manera evangélica, fraterna y creativa nos está impulsando a mirar hacia adelante, a realizar cambios profundos a nivel personal y social, a nivel local y global; a nivel sistémico. En el pasado mes de septiembre de 2019, a través de un video mensaje, lanzó la invitación para participar en el Pacto Educativo Global, agendado para el 14 de mayo del 2020.

Retomando la encíclica Laudato si, el papa Francisco hace un nuevo llamado para “dialogar sobre el modo en que estamos construyendo el planeta y sobre la necesidad de invertir los talentos de todos, porque cada cambio requiere un camino educativo que haga madurar una nueva solidaridad universal y una sociedad más acogedora”.

El diagnóstico de la realidad educativa

Como han dicho los teólogos latinoamericanos, hay que hacernos cargo de la realidad y dar respuesta a las múltiples crisis y a la continua transformación que estamos viviendo. El papa Francisco nos interpela:

  • Vivimos un cambio de época.
  • Hay una metamorfosis cultural y antropológica, con nuevos lenguajes, que descarta los paradigmas que la historia nos ha dado.
  • La educación afronta la llamada “rapidación” fruto de la velocidad tecnológica y digital que atrapa a las personas.
  • La identidad de las personas pierde consistencia.
  • La estructura psicológica se desintegra por el constante cambio que contrasta con nuestra naturaleza biológica.

Los objetivos globales del pacto educativo

  • Construir un camino educativo que involucre a todos.
  • Construir una “aldea de la educación” donde se comparta el compromiso por regenerar el tejido social con relaciones humanas y abiertas.
  • Construir una aldea como condición para educar, saneada de discriminación y con fraternidad.
  • Una aldea portadora de una alianza entre todos los componentes de la persona: entre el estudio y la vida, las generaciones, docentes, estudiantes, familias, sociedad; con sus expresiones intelectuales, científicas, artísticas, deportivas, políticas.
  • Una alianza entre los habitantes de la Tierra y la “Casa Común”.
  • Una alianza que suscite paz, justicia, acogida entre la familia y diálogo entre las religiones.

Los destinatarios de esta alianza educativa

Desde el inicio de su mensaje ha mencionado quiénes son los involucrados: “todos, con todos sus talentos” y “juntos”. Es decir, nadie debe guardarse nada para sí mismo. Señala a:

  • Los que trabajan en el campo educativo y de la investigación.
  • Las personalidades públicas que a nivel mundial ocupan cargos de responsabilidad y se preocupan por el futuro de las nuevas generaciones.
  • Los jóvenes, que sienten la responsabilidad de construir un mundo mejor.

Invita a  sumar esfuerzos  y llegar a acuerdos de orden planetario, porque  es de todos, no de unos cuantos, y es tan importante como para dejarla en manos de unos pocos.

Los tres pasos fundamentales

Para alcanzar los objetivos planteados, el Papa sugiere tres pasos trascendentales:

  • Valentía de colocar a la persona en el centro.
  • Valentía de invertir las mejores energías con creatividad y responsabilidad.
  • Valentía de formar personas disponibles que se pongan al servicio de la comunidad. El servicio es un pilar de la cultura del encuentro.

La propuesta de una aldea educativa nos interpela

La calidad de la educación nos mueve a revisar y a profundizar en sus fundamentos antropológicos, culturales, sociales, pedagógicos, científicos y espirituales.

Todos, de alguna manera, podemos sumarnos a este pacto y repensar los diversos desafíos a los que nos enfrentamos. Sacar a flote las luces y sombras para hacer que esta alianza global por la educación sea realidad. La educación es tarea de todos y son muchas las barreras que debemos superar.

Ojalá y consigamos una transformación educativa que recoja lo más valioso de nuestro patrimonio pedagógico, que mejore este presente y esta historia, con un pie puesto sobre la realidad y el otro pie situado en la aldea que soñamos.

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Fuente: Pacto educativo 2020, Papa Francisco

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