Encuentra los motivos para que los niños de 4 a 6 años lleven una educación religiosa en su escuela


 

Actualmente estamos viviendo en un mundo muy cambiante y veloz, con mensajes y noticias alarmantes en los medios de comunicación, con tecnología que cada vez avanza a un ritmo acelerado, una sociedad en la que la desconfianza se ha vuelto algo común y donde la solidaridad ya no tiene cabida para muchas personas. La gente se preocupa por sí misma, y ya no le queda tiempo para ver al otro, o para voltear y contemplar lo que la rodea.

Lo mal que hemos tratado a nuestro planeta, lo descuidados que somos con el medio ambiente, con nuestro cuerpo y con lo que comemos, da como resultado situaciones tan difíciles como la pandemia, que hoy por hoy estamos padeciendo, con la consecuente muerte de muchas personas, algunos amigos y hasta familiares nuestros. Todo esto es triste y doloroso, y quizá reflejo de nuestro egoísmo y desinterés por nuestro prójimo.

Vivir y enfrentarse en un ambiente así se escucha difícil, ¿no te parece? Imagínate cómo sería para un pequeño o pequeña crecer con todo esto. Por eso vemos necesario que desde temprana edad los niños y niñas vivan en un ambiente sano donde reine el amor, el cariño, el respeto que viene de Dios, pues a esa edad todo lo que observan lo asimilan, y lo van interiorizando hasta crear su propia identidad. Brindarles una educación en la fe desde temprana edad. Mientras más pequeños, mejor, porque sienten curiosidad, preguntan de todo y quieren tener una respuesta para todo.

Y podemos preguntarnos, pero, ¿de qué les servirá la fe? Entendemos por fe, en este nivel, algo grandioso que sentimos, nos mueve para dar gracias, para cantar, para jugar y para dirigirnos a nuestro Papá Dios. Ya sabemos que no lo podemos ver, pero lo sentimos en nuestro interior y vemos sus obras, como el sol, la luna, las estrellas, la lluvia, la naturaleza y todo lo bello que hay a nuestro alrededor.

La fe hará que nuestros niños(as) se sientan más seguros de sí mismos, porque el amor que Dios les tiene es muy grande, y los chiquitines son los predilectos de Jesús. Hemos leído cartas de algunos niños y niñas que le han escrito a Dios preguntándole cosas, dándole su número de teléfono, pidiéndole alguna ayuda… Todo ello indica la necesidad que tienen de alguien en quien creer y a quien dirigirse.

Tener fe significa, también para los pequeñitos, descubrir que el diálogo es importante. Que necesitamos, desde temprana edad, platicar con Alguien más grande, más atento, además de papá y mamá. ¡Imagínate un mundo en el que lo que prime sea el diálogo! ¿No tendrá algo que decirnos el Evangelio cuando afirma “al principio existía la palabra”?

La fe también puede ayudar a los pequeños como un entrenamiento para la vida, ya que los preparará y les dará esperanzas para cuando se enfrenten a situaciones difíciles, como la pérdida de una amistad, de algún ser querido, algún problema laboral o económico que tengan en la familia, alguna enfermedad como la que actualmente está azotando el mundo entero.

La fe les hará sentir que siempre tendrán otra opción, algo que les dará seguridad y fuerza para afrontar las derrotas, que cuando nos caemos siempre hay Alguien que puede levantarnos, las veces que sean necesarias. Y todo eso lo podemos resumir en el amor de Dios, pues tenemos fe en que él nos ayudará a superar cualquier dificultad.

La fe nos ayuda, por último, a seguir diariamente por el camino que Papá Dios quiere para nosotros. Y es que tener fe no quiere decir que vamos a quedarnos a esperar que Papá Dios resuelva todos nuestros problemas. No. Tenemos que luchar, que buscar, pensar la mejor opción, pero sabiendo que tomados de la mano de Dios podemos salir siempre adelante.

Maestra y maestro en la fe, la educación que tú brindas es de suma importancia y es necesario que siempre lo tengas presente. Educar en la fe, enseñar las cosas de Dios redunda en autoestima, seguridad, valores para nuestros educandos, porque es una edad fresca y dúctil donde todo se aprende de manera natural.

 

Esperamos que nuestras reflexiones te motiven para seguir adelante sembrando la buena semilla de la fe, y Dios quiera con el tiempo redunde en abundantes frutos.