Las formas de comprender, vivir y celebrar la fe del pueblo católico


 

 

¿De dónde vienen nuestras devociones, tradiciones, costumbres, fiestas patronales y expresiones populares de fe? ¿Por qué hay muchos pueblos que siguen celebrando su fe con otros ritos, otros signos, otro lenguaje, otras formas de organizar su fiesta, incluso muchas veces sin la presencia de la institución eclesial?

¿Cómo entiende la gente sencilla la religiosidad popular? ¿Cómo la conceptualiza la Iglesia, los teólogos o los agentes de pastoral?

A la hora de querer evangelizar, debes conocer cómo tus destinatarios viven su vida cristiana, para luego invitarlas a profundizar su fe y así generar un compromiso con el Evangelio. Deberás tomar en cuenta, entre otras cosas, que la religiosidad popular está presente. Y es como el punto de partida para el encuentro y el diálogo cristiano.

 

La fe del pueblo sencillo

De entrada, podemos decir que la religiosidad popular, también conocida como piedad popular, es la forma como el pueblo sencillo vive y celebra la religión cristiana.

Muchos hablan de la religiosidad ancestral de los indígenas, del catolicismo popular, del catolicismo urbano, del sincretismo indígena, del sincretismo afro-americano, de la piedad popular. El papa Pablo VI la definió como la “religión del pueblo”.

Durante muchos años, por no decir siglos, los pueblos vivieron con una escasa presencia de la institución eclesial, lo que explica que encontremos tradiciones, costumbres y celebraciones religiosas muy arraigadas en las comunidades que pueden sorprendernos.

Por muchos años, la religiosidad popular fue mal vista o puesta bajo sospecha, porque las celebraciones, signos, lenguajes y fiestas diferían de la liturgia oficial, y hasta los mismos contenidos de la fe cristiana. La fe se expresaba y venía mezclada con otras culturas y creencias. Todo esto se veía con recelo, como cosas de los pobres, de los olvidados, de los indígenas, de los negros.

Pues a pesar del abandono y de la exclusión, el pueblo, a su modo, siguió practicando su fe y organizando sus festividades dándoles su propio sello. Estos pueblos, a los que les privaron de todo, resistieron con su fe popular, porque les daba fuerza y unidad para avanzar.

La gente siente y vive su religiosidad como algo muy importante. No habla de religiosidad popular sino de su fe, de su amor a Dios, a Cristo, a la Virgen María y a los santos.

 

La religiosidad popular en la Iglesia latinoamericana

En el caso de América Latina, la Iglesia reunida en la Conferencia de Medellín en 1969, entre otros temas tratados, abordó por primera vez esta realidad. De ahí en adelante, la Iglesia fue revalorizando cada vez más la práctica de la religiosidad popular hasta nuestros días.

En el siguiente recuadro mostramos una síntesis de cómo la Iglesia de Latinoamérica la fue definiendo.

 

Como has visto, la forma de comprender, vivir y celebrar su fe el pueblo sencillo, no debe ser despreciada, ignorada o excluida. Por supuesto, no está ausente de aspectos negativos, pero la religiosidad popular es lugar de encuentro con Dios y con los hermanos. Es expresión de su fe y de su espiritualidad; lugar de encuentro entre el pueblo creyente y la alegría del Evangelio.

Lo que está en juego no es poca cosa; es ni más ni menos que el sentido de la vida, de la muerte, del dolor, de la felicidad, de la salvación. En el fondo, en el modo popular de celebrar la fe de la gente, está su sed de Dios, su hambre de salud, su hambre de vida digna para los más pobres, con quienes Jesucristo se identificó a lo largo de su vida.

 

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