Una forma de celebrar la palabra en honor a Santa María de Guadalupe desde nuestros hogares este 12 de diciembre



“¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre? 

¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud?

¿No estás, por ventura, bajo mi regazo?

Nican Mopohua

El 12 de diciembre es un día de fiesta para los mexicanos, pero este año, por causa del COVID19 no podremos salir rumbo a la Basílica o a la parroquia para celebrar el día de la Virgen de Guadalupe.

Este culto católico quizás sea el más importante de México y América Latina, y se celebra en la Basílica de Guadalupe, pero este año permanecerá cerrado como medida sanitaria por la pandemia. Por esta razón, en Dabar hemos preparado una sencilla celebración de la palabra para las familias, para que celebren su devoción a la Virgen de Guadalupe. Deseamos que este subsidio sirva de apoyo para todas las familias que buscan mantener viva esta fiesta y, al mismo tiempo, quieren cuidar su salud y su fe.

Inicio

Como familia creyente, unida a toda la Iglesia, comenzamos nuestra celebración, con la señal de la cruz: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Pedimos perdón a Dios

En esta fiesta en honor de nuestra Madre Guadalupana, comencemos reconociendo que no hemos vivido como verdaderos discípulos de Jesucristo, y pidamos perdón diciendo: “Yo confieso ante Dios todopoderoso…”. Amén.

Oración

Señora, Madre Santa de Guadalupe, tú que eres nuestro refugio, escucha nuestras penas, ayúdanos a curar nuestras heridas, y danos tu auxilio para seguir adelante en estos momentos de angustia y de dolor. Ayúdanos a ser más conscientes de que debemos seguir cuidando nuestra salud, por nuestro bien y el de nuestra comunidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Para este momento, sugerimos dos lecturas, una del relato de las apariciones de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego y la otra del evangelio de Lucas; ambas nos invitan a mantener la fe y a confiar en el Señor.

Lectura del Nican Mopohua (25-32)

«Ten la bondad de enterarte, por favor, pon en tu corazón, hijito mío el más amado, que yo soy la perfecta siempre Virgen Santa María, y tengo el privilegio de ser madre del verdaderísimo Dios, de Ipalnemohuani, (Aquel por quien se vive), de Teyocoyani (del Creador de las personas), de Tloque Nahuaque (del Dueño del estar junto a todo y del abarcarlo todo), de Ilhuicahua Tlaltipaque (del Señor del Cielo y de la Tierra). Mucho quiero, ardo en deseos de que aquí tengan la bondad de construirme mi templecito, para allí mostrárselo a ustedes, engrandecerlo, entregárselo a Él, a Él que es todo mi amor, a Él que es mi mirada compasiva, a Él que es mi auxilio, a Él que es mi salvación.

“Porque en verdad yo me honro en ser madre compasiva de todos ustedes, tuya y de todas las gentes que aquí en esta tierra están en uno, y de los demás variados linajes de hombres, mis amadores, los que a mí clamen, los que me busquen, los que me honren confiando en mi intercesión.  Porque allí estaré siempre dispuesta a escuchar su llanto, su tristeza, para purificar, para curar todas sus diferentes miserias, sus penas, sus dolores”. Amén.

Lectura del evangelio según san Lucas 1, 39-45

“María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá”. Palabra de Dios.

Reflexión

Después de haber escuchado la palabra de Dios, podemos reflexionar sobre lo siguiente:

Sabemos que María es madre nuestra, es madre de los pueblos, madre de la Iglesia. Por esta sencilla razón, sentimos que está cerca de nosotros, y por eso también nos da gusto acercarnos a ella.

Ella, sin duda alguna, conoce las angustias y sufrimientos que estamos viviendo por causa del coronavirus, por lo que le pedimos que pronto podamos vencer esta dura prueba que estamos pasando. Somos conscientes de que para lograr que nuestra familia y nuestra comunidad estén sanas y más atentas a la vida, debemos cuidarnos unos a otros, empezando desde casa.

Que ella, la dulce Morenita del Tepeyac, nos ayude en nuestro camino diario y nos acompañe con su protección. Que en nuestra familia sintamos que nos dirige sus palabras de confianza y de consuelo: “¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás, por ventura, bajo mi regazo?

Oraciones de nuestra familia

Ahora, a través de María, expresemos nuestras oraciones y las ponemos en las manos de Dios Padre, confiados de que nos escucha y nos atiende. Por eso le decimos: “Escúchanos, Padre”.

  • Colocamos una flor ante la imagen de María y oramos: Para que bajo tu protección de madre amorosa y protectora, recuperemos la salud de nuestra familia y la salud de las familias del mundo. Oremos: “Escúchanos, Padre”.
  • Colocamos otra flor ante la imagen de María y oramos: Para que todas las familias que han perdido a un ser querido por causa de la enfermedad del covid19 obtengan consuelo, paz y curación de sus heridas. Oremos: “Escúchanos, Padre”.
  • Colocamos otra flor ante la imagen de María y oramos: Para que todas las mujeres, niñas jóvenes o madres de familia, sean respetadas y no sean víctimas de ninguna forma de maltrato físico o emocional. Oremos: “Escúchanos, Padre”.

Con los ojos puestos en la imagen de la Virgen de Guadalupe, expresamos la oración que su amado Hijo nos encomendó: “Padre nuestro, que estás en el cielo…”.

Y a la Virgen de Guadalupe, le rezamos: “Dios te salve, María…”

Oración final

“El Señor todopoderoso nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna”. Amén. “En el nombre del Padre, del Hijo, y del espíritu Santo”. Amén.

Sabemos que este virus, que amenaza al mundo entero, nos ha obligado a hacer varios cambios en nuestras vidas y tradiciones. No por eso nuestra fe se hace menos, al contrario se fortalece, y buscar nuevas formas de vivir nuestra espiritualidad guadalupana. Coméntanos cómo celebras tú este 12 de diciembre.

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