El potencial profético que está en juego en los colegios católicos


 

El coronavirus llegó y no se va a ir pronto. Con él se ha alterado la convivencia física y hemos tenido que encontrar nuevas formas de relacionarnos, de celebrar, de trabajar, de estudiar y de hacer muchas cosas en los ámbitos familiares comunitarios y eclesiales.

Esta pandemia también ha puesto al descubierto la profunda desigualdad en el mundo. Sistemas de salud saturados, aumento de desempleo, interrupción de la economía, angustia de los que viven al día, campesinos que ven morir sus plantaciones, escuelas y colegios de zonas pobres que no tienen la oportunidad de seguir las clases en línea…

Vivir el carisma profético cristiano en la educación

Lo anterior lo traemos a colación porque los colegios tienen que afrentar una realidad educativa y relacional nueva. Esto atañe a la misión educativa y evangelizadora que tienen los colegios de inspiración cristiana. Incluso, es una tarea profética que obliga a repensar y reajustar las perspectivas y motivaciones de cómo se imparte la educación, o por qué se da este tipo de formación, y para quién.

El anuncio de Jesús y la catequesis en un colegio católico no son cosa secundaria. La fe, la esperanza, el amor, la justicia y la solidaridad no son algo obvio que deban aparecer en momentos de necesidad o que deban ser practicados solamente cuando los alumnos y alumnas se hayan graduado. Tampoco la atención al planeta es para cuando haya fenómenos con los cuales no podemos lidiar. Esto es una tarea cotidiana, mistagógica y profética.

La estrategia de testimonios y compromisos

El carisma profético es un don y una fuerza del Espíritu que busca una vida y un mundo más humano y más justo; denunciando lo que atenta contra la vida. En los colegios católicos, este don y esta tarea no puede caer en el olvido. El aporte profético de los colegios puede fomentar alianzas “… donde la educación fomente una nueva relación con el planeta, una nueva relación con los seres humanos y con la vida en su conjunto” (Laudato Si).

Ciertamente, lo que nos está salvando es el cuidado de unos a otros, las medidas sanitarias y preventivas. Lo que nos está fortaleciendo son las múltiples muestras de solidaridad con todos aquellos que ayudan y trabajan en los hospitales; los que hacen algún servicio comunitario y personal, y los que apoyan a los pequeños negocios locales. Lo que nos está potenciando es la capacidad creativa con la que muchas personas ayudan, festejan o agradecen a los que enfrentan esta realidad. Lo que nos está animando a seguir con fe y esperanza es la cooperación y generosidad de tantas personas que ayudan a las que menos tienen.

Medidas sanitarias y otros cambios

La pandemia ha modificado nuestras vidas, pero no ha disminuido las destrezas de profesores, religiosas, religiosos, alumnos y personal de las escuelas que siguen al frente de la educación.

Para todos los educadores y miembros de un colegio se impone la necesidad de que, en la formación, además de la calidad educativa y profesional, se practique la relación fraterna, la inclusión, la comunión en la diversidad, la comunicación creativa y la solidaridad organizada. Generar aprendizajes para crear hábitos de comportamiento y estilos de vida guiados por el cuidado de nuestro mundo y nuestra salud.

Tenemos que voltear a hacer conciencia sobre el uso de caretas, cubrebocas y sanitizantes. Pero también debemos poner más atención en las vastas redes del Internet como un hecho positivo de información, convivencia y educación.

Y en todo este camino educativo donde formamos la imagen de Dios debe quedar en claro que él no está contra nosotros, más bien está en los que sufren las consecuencias de nuestro mal trato y en las personas que buscan soluciones para todos y para todas.  Dios no es el problema, es la razón de nuestra confianza para centrarnos en valores esenciales como la vida, el amor, la solidaridad, el bien común. No podemos volver a la competencia feroz de unos contra otros, creando sociedad y pueblo cada vez más pobres (Víctor Codina, 5 interpelaciones de la pandemia).