Este 12 de Diciembre del 2020 María de Guadalupe vendrá a tu casa para “mostrar y prodigar todo su amor, compasión, auxilio y defensa”.

 

Querido maestro y maestra de educación en la fe:

La pandemia del COVID-19 nos está cuestionando de varias formas a todos. Día con día, semana con semana y mes con mes nuestras vidas van quedando marcadas por las muertes, los crecientes y el obligado aislamiento.

La nueva forma de clases en línea, aunque novedosa y práctica para la situación actual, también genera incertidumbre y tensión a los alumnos y profesores.

La restricción de movilidad está impactando en los diversos aspectos de nuestras vidas, hasta en nuestros templos; el próximo 12 de diciembre la Basílica de Guadalupe estará cerrada, las peregrinaciones tanto nacionales como locales no se podrán llevar a cabo como acostumbrábamos. Esto afecta a tus educandos y a sus familias, que como buenos mexicanos quisieran replicar sus tradiciones religiosas. ¿Qué orientaciones o sugerencias puedes darles para que este año puedan felicitar y celebrar a la Guadalupana sin ir a la Basílica y guardando la “sana distancia”? Aquí algunas reflexiones que te ayudarán a hacerlo.

¿Será posible que Nuestra Señora de Guadalupe venga a nosotros ahora que nosotros no podemos ir a ella? Hace 489 años se apareció en nuestras tierras esta Virgen mestiza y nos dijo, en Juan Diego, “Yo soy la perfecta siempre Virgen santa María Madre del verdaderísimo Dios por quien se vive” [Nican Mopohua n. 26], y nos dejó su prodigiosa imagen cuyas copias permean todos los hogares y múltiples templos del continente americano. María de Guadalupe llegó y se quedó para acompañar nuestro peregrinar terreno. Todos podemos estar seguros de que puede hacerse presente en nuestros colegios y también en nuestros hogares. ¿Qué hace falta? Pedírselo con fe y confianza. Meditar un poco en algunas de sus palabras puede hacer que fructifiquen en todos nosotros.

“Mucho quiero y mucho deseo que aquí me levanten mi casita sagrada…porque allí les escucharé su llanto, su tristeza, para remediar, para curar todas sus diferentes penas, sus miserias, sus dolores” [Nican Mopohua nn. 26 y 32]. Nuestros hogares serán ahora la “Casita Sagrada Doméstica” en la que la Virgen de Guadalupe escuchará todo lo que sentimos, extrañamos, soportamos y nos angustia en esta crisis; a ustedes, sus familiares, sus amigos y vecinos y al mundo. Y aprovechemos su estancia en casa para pedirle por todos.

Imploremos a María de Guadalupe que asista y acompañe a laboratorios y científicos que están trabajando en las posibles vacunas para que, si Dios quiere, pronto todos tengamos esa defensa en nuestros cuerpos.

“Escucha, ponlo en tu corazón,…No temas esta enfermedad ni ninguna otra enfermedad… ¿No estoy aquí yo, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Tienes necesidad de alguna otra cosa?” [Nican Mopohua nn. 118 y 119]. Si tenemos fe, si amamos a la Guadalupana y confiamos en ella, si la aclamamos y la buscamos, sus palabras, como a Juan Diego, nos darán muchísimo consuelo y apaciguarán nuestro corazón en medio de estos inesperados y conflictivos tiempos. Sintamos que, permaneciendo en casa, estamos en el “hueco de su manto y en el cruce de sus brazos” y ahí podemos depositar todo lo que nos angustia y preocupa, nuestros temores e incertidumbres, nuestra convivencia familiar que a veces se nos antoja agotadora.

Y también, pidámosle a esa Madre de Guadalupe, bajo cuya “sombra y resguardo estamos” que asista y acompañe a todas las familias del mundo para que, a pesar de las crisis intrafamiliares que estamos viviendo, sepamos armonizar, con su ternura y amor, los distintos aspectos de nuestras vidas.

Roguémosle a esa “Madre del verdaderísimo Dios por quien se vive” que ilumine a todas los gobernantes del mundo para que entiendan y atiendan acertadamente esta pandemia.

Estamos seguros que, si siguen meditando en familia estas palabras, encontrarán que lo que nos puede ayudar más y hacernos sentir mejor en esta situación es pedirle a María por nosotros, pidiéndole también por todos los demás.

Querido maestro y maestra de formación en la fe, estamos seguros que estas breves reflexiones que te hemos compartido, serán suficientes orientar a tus alumnos y alumnas. Si piensas que es necesario y posible, recomiéndales que el día 12 de diciembre se conecten a las redes sociales del Vaticano o de la Basílica de Guadalupe, para participar a distancia en las solemnidades que se realizarán.

Te sugerimos que les pidas a tus educandos te compartan qué hicieron y cómo lo hicieron y si a tu vez lo compartes con nosotros te lo agradecemos de antemano.

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