La Pascua es una de las celebraciones más importantes de la Iglesia Católica. Este año festejemos en casa


Todos los años celebramos la Pascua, para conmemorar la salvación que nos trajo Jesucristo, que pasó de la muerte a la resurrección. Es la fiesta que simboliza el paso de la esclavitud a la libertad, de la obscuridad a la luz, del pecado a la vida resucitada con Cristo.

Este 2021, a causa de la pandemia por COVID, la mejor alternativa es celebrar la Pascua en casa, con nuestra familia. Por eso, te proponemos un breve encuentro celebrativo; usando el relato de los discípulos de Emaús, el cual refleja la experiencia de los primeros cristianos para creer en la resurrección de Jesús.

Esta representación la puedes hacer el mismo día domingo de resurrección o en los subsecuentes días, que también son días de pascua. Alguno de los padres puede hacer de narrador, otro de discípulo y alguien más de Jesús.

Otra alternativa es que los educadores la pueden hacer la caracterización en sus clases virtuales, con sus alumnos. La maestra o maestro puede jugar el rol de narrador y entre los alumnos repartir los demás papeles para declamar a coro y así participan todos.

Inicio de la celebración

Para dar paso de la esclavitud a la libertad, decimos: “En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Amén.

Pedimos perdón a Dios y a los hermanos por las ofensas que hemos cometido, rezamos “Yo confieso…”

Lectura del evangelio según san Lucas (Lucas 24,13-35)

Narrador: Dos discípulos iban de camino a un pueblo llamada Emaús, a unos treinta kilómetros de Jerusalén, conversando de todo lo que había pasado.

Discípulo 1: Es muy triste que las cosas hayan acabado tan mal.

Discípulo 2: Yo también estaba muy confiado y esperaba que Jesús fuera realmente el Mesías prometido.

Discípulo 1: Todos hemos quedado sin esperanza.

Narrador: Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se les acercó y se puso a caminar a su lado, pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran.

Jesús: ¿Qué es lo que van platicando juntos por el camino?

Discípulo 1: ¿Cómo?, ¿acaso tú eres el único peregrino en Jerusalén que no sabe lo que pasó en estos días?

Jesús: ¿Qué pasó?

Discípulo 1: Esa historia de Jesús Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y en palabras, aceptado tanto por Dios como por el pueblo entero.

Discípulo 2: Hace unos días, los jefes de los sacerdotes y los jefes de nuestra nación lo hicieron condenar a muerte y clavar en la cruz.

Discípulo 1: Nosotros esperábamos y creíamos que él sería el libertador de Israel, pero ya hace dos días que sucedieron estas cosas.

Discípulo 2: Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos dieron un susto.

Jesús: ¿Qué paso?

Discípulo 2: Ellas fueron muy de mañana al sepulcro, y al no hallar su cuerpo, volvieron a contarnos que se les aparecieron unos ángeles que decían que estaba vivo.

Discípulo 1: Pedro y Juan fueron al sepulcro y hallaron todo tal como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron.

Jesús: ¡Qué poco entienden ustedes y cuánto les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No tenía que ser así?  ¿que el Cristo padeciera para entrar en su gloria?

Narrador: Entonces, comenzando por Moisés y recorriendo todos los profetas, les interpretó todo lo que las Escrituras decían sobre él. Y cuando ya estaban cerca del pueblo donde ellos iban, él aparentó seguir caminando. Pero los peregrinos le insistieron, diciéndole:

Discípulo 1: ¿Vas más lejos?

Discípulo 2: Quédate con nosotros, porque cae la tarde y se termina el día.

Narrador: Entró entonces para quedarse con ellos. Una vez que estuvo a la mesa con los dos, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y lo dio. En ese momento se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero Jesús ya había desaparecido. Se dijeron uno al otro:

Discípulo 1: ¿No sentíamos arden nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaban las Escrituras?

Discípulo 2: ¡Cuánto nos costó creer…! Vamos a Jerusalén, a contar a los otros discípulos todo lo que nos ha pasado.

Narrador: Y en ese mismo momento se levantaron para volver a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los Once y a los de su grupo. Esto les dijeron: “¡Es cierto! El Señor ha resucitado de verdad y se ha dejado ver por Simón!”. Los dos, por su parte, contaron lo sucedido en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.  Palabra de Dios.

La reflexión

Pregunta para los niños en casa o los alumnos: ¿Crees que Cristo resucitado ha estado caminando contigo y aún no lo has podido descubrir?

Para agradecer por celebrar la pascua de Jesucristo, rezamos juntos la oración del Padrenuestro.

Terminamos nuestro encuentro diciendo, “Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos”. Amén.

Esperamos que esta idea de mini encuentro te sea de utilidad. Que el proceso de profundización de fe que vivieron los discípulos de Emaús, para creer en Cristo resucitado, también te sirva para profundizar en el conocimiento y en la adhesión con Cristo Jesús. Siendo conscientes de que con la Pascua de Cristo hay un cambio de vida y no podemos seguir haciendo lo mismo.

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