UN ITINERARIO DE FORMACIÓN CRISTIANA, CON INCIDENCIA SOCIAL, PARA LAS Y LOS JÓVENES DE HOY

Dicha formación se convierte hoy en prioridad, porque impulsa y acompaña a los jóvenes a ser protagonistas directos y coconstructores, con los demás, del bien común y de la paz, que es actualmente la gran necesidad del mundo.

Cfr. Pacto Educativo Global (PEG), El Proyecto, n.1 Introducción).             

Amigos y amigas, responsables de formar la fe de nuestros jóvenes, queremos compartir las grandes líneas de un proceso gradual de formación en la fe que ayude en la construcción de jóvenes capaces de incidir en los ámbitos sociales, políticos y culturales de sus comunidades.

La emergencia educativa global

El contexto socio-cultural actual exige nuevos enfoques en la educación y formación de las y los jóvenes para la época contemporánea.

Existe una tendencia en muchas partes del mundo a encerrarse en sí mismos. También existe una tendencia en diversas sociedades, sobre todo de occidente, a concebir el mundo dentro de un horizonte muy limitado que toma en serio solo las “edades productivas”, trata con indiferencia a los ancianos y tiende a no ofrecer más espacios a la vida naciente.

Desde hace algunos años se ha venido dando la ruptura de los vínculos de “solidaridad intergeneracional”. Este mundo se va desentendiendo y dejando aislados a niños, adolescentes, jóvenes y ancianos.

“La creatura humana parece encontrarse hoy en un pasaje especial de su historia… El rasgo emblemático de ese pasaje puede reconocerse, en síntesis, en una rápida difusión de una cultura extremadamente centrada en la soberanía del hombre, como individuo y como especie, algunos incluso hablan de “egolatría” (adoración del yo), en cuyas aras se sacrifica  todo, incluyendo los afectos más queridos”. (Papa Francisco a la Academia Pontificia para la Vida, en octubre de 2012).

Por todo esto se dice, con razón, que estamos ante una “gran emergencia educativa”, confirmada por los fracasos en los que muy a menudo terminan nuestros esfuerzos por formar jóvenes que sean personas sólidas, capaces de colaborar con los demás y para los demás y dar un valioso sentido a sus existencias.

Para enfrentar este contexto es para lo que proponemos, en líneas generales, un itinerario o proceso de formación gradual cristiana para las y los jóvenes de Hoy.

Un nuevo enfoque educativo

Para profundizar esa realidad contextual, pueden referirse al Documento de trabajo para el Pacto Educativo Global (PEG), Contexto, n. 1). Así mismo, identificamos cuatro líneas generales del itinerario formativo cristiano para las y los jóvenes actuales:

  1. Un original proceso pedagógico cristiano. ¿Cuál fue el proceso educativo que siguió Jesús con sus apóstoles y discípulos? Tres etapas: Los llamó, los convocó por su nombre, los fue formando y entrenando en los tres años de su vida pública con sus palabras y con sus obras, y los envió con la misión de incidir en la historia de la humanidad y en la vida de todos los pueblos de la tierra,  prometiéndoles  que estaría siempre con ellos hasta el fin de los tiempos. Todo proceso educativo cristiano de jóvenes, de una o de otra forma debe inspirarse en este proceso educativo de Jesús.
  2. La convocatoria y el llamado por su nombre. La formación cristiana debe acompañar, con escucha, reflexión y diálogo a las y los jóvenes a que descubran “la voz de Dios que los llama por su nombre”, en sí mismos (cuerpo y espíritu), en la naturaleza (el primer libro que Dios escribió para nosotros), en la Biblia (el segundo libro que Dios inspiró para estar en continúa comunicación con nosotros) y en los signos de los tiempos, a través de los que Dios nos manifiesta las urgentes necesidades del mundo y lo que Dios pretende al llamarnos a cada uno por nuestro propio nombre.
  3. La formación y el entrenamiento. La formación consiste en acompañar a las y los jóvenes a saber escuchar, experimentar, aceptar y vivenciar el mensaje de Cristo, leyendo, meditando, orando y contemplando las palabras y las obras de Jesús, para en todo momento dialogar sobre ese mensaje y confrontar su vida con el mismo. El entrenamiento consiste en salir e ir a las diversas periferias de sus comunidades, para conocerlas, sentirlas y actuar en ellas o, como dice el papa Francisco, para ver, contemplar y actuar con todo lo que somos y tenemos.
  4. El envío a la incidencia social. Es en esta etapa en la que la formación se transforma más en acompañamiento para estar con las y los jóvenes en el discernimiento que tienen que hacer de lo que Jesús quiere de cada uno de ellos. Acompañarlos a descubrir sus fuerzas y sus debilidades, a discernir sus sueños e ilusiones a la luz de la fe y a que puedan decidir cuál es el camino de vida en el que quieren seguir siendo amigos de Jesús y colaborando con él en su obra creadora y redentora, aportando las capacidades que cada uno ha recibido para el bien común de su comunidad y su mundo. Es en esta etapa en la que la formación debe crear conciencia en las y los jóvenes de que Jesús invita a cada uno de ellos a formar parte de una historia de amor que se entreteje con sus propias historias, que vive y quiere nacer entre nosotros, para que cada uno dé fruto allí donde esté, como esté y con quien esté. Ahí es donde viene el Señor a plantar y plantarse con cada uno de ellos.

Es esta una síntesis en cuatro puntos del proceso de formación con enfoque social para las y los jóvenes de hoy.

Maestros y maestras, manos a la obra

De este modo, como educadores y educadoras de jóvenes, nos toca confrontar nuestro sistema educativo con un itinerario como el que anteriormente hemos descrito. Además, pensemos en lo que debemos hacer para que en nuestra comunidad convoquemos, formemos y enviemos a las y los jóvenes a convertirse en verdaderos agentes de cambio social.

Si al hacer lo que sugerimos, descubren algo valioso, agradeceríamos que nos lo compartieran.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.
Tienes que aprobar los términos para continuar