SI LA FE CRISTIANA NO PROVOCA EL COMPROMISO SOCIAL, NO ES CRISTIANA

 

 

El mensaje social del Evangelio no debe considerarse como una teoría, sino, por encima de todo, un fundamento y un estímulo a la acción

(Juan Pablo II (Centesimus annus, n. 57)

Si tienes alguna responsabilidad educativa con las y los jóvenes de hoy, creemos que tenemos una convicción compartida: necesitamos concientizar a los jóvenes que nos ha tocado acompañar y a otros, que el ser cristiano implica necesariamente comprometerse con sus sociedades en este mundo.

Hacen falta cristianos que impulsen la acción social

El mundo de hoy está desgarrado por guerras, miserias e injusticias. Si a las antiguas sumamos las nuevas pobrezas humanas, veremos que existen cada vez más hermanos necesitados que esperan ayuda, muchos oprimidos que esperan justicia, muchos desocupados que esperan trabajo y muchos pueblos que esperan respeto. El panorama mundial se agrava porque van aumentando los ambientes y grupos carentes o no de recursos económicos, pero que están expuestos a la desesperación del sin sentido, o a la insidia de las drogas y la violencia criminal, o al abandono (ancianos y enfermos), a la marginación o discriminación. Y, generalizando, nos preguntamos ¿dónde está el casi 30 % de cristianos en el mundo? ¿Dónde está la fuerza de los jóvenes? Por ello el anuncio de Jesucristo “buena nueva de amor, de justicia y de paz” no encuentra fácil acogida en la situación del mundo de hoy. Hacen falta cristianos de todas las edades, pero principalmente jóvenes que, iluminados por la dimensión social de la fe cristiana, sean capaces de interpretar la realidad actual y buscar caminos apropiados para la acción, jóvenes comprometidos.

Los jóvenes y el compromiso social

Por eso queremos compartir contigo algunas reflexiones que nos ayuden a convencernos y convencer a las y los jóvenes que no puede haber una fe realmente cristiana, si no implica el impulso a una acción social comprometida. No debe haber jóvenes cristianos auténticos sin compromiso social.

Con los siguientes mensajes, deseamos que los jóvenes hagan conciencia por el compromiso social que les incumbe por su fe cristiana.

  • Confesión de la fe y compromiso social. La profesión de fe en el misterio mismo de la Trinidad implica que aceptamos que fuimos hechos a imagen y semejanza de esa comunión divina de personas, por lo cual no podemos pretender salvarnos solos, necesitamos comprometernos con los demás y para los demás. “Dejarnos amar por Dios y amarlo con el amor que él mismo nos comunica, “provoca en la vida de la persona y en sus acciones una primera y fundamental reacción: desear, buscar y cuidar el bien de los demás” (Cfr. La alegría del Evangelio, n. 178).
  • El mensaje del Evangelio de la fe cristiana, es un mensaje al que con demasiada frecuencia nos acostumbramos, lo repetimos mecánicamente sin importarnos que tenga una real incidencia en nuestras vidas. Dicho acostumbramiento es peligroso y dañino, porque nos hace perder el asombro de la fe, la cautivación, el compromiso entusiasta por vivir el Evangelio y sus consecuencias de fraternidad y de justicia (Cfr. La alegría del Evangelio, 179).
  • Fe y compromiso social. El compromiso social y el contacto directo con los pobres, con los más débiles y aún con el campo político, siguen siendo una ocasión fundamental para descubrir o profundizar la fe y para discernir la propia vocación de las y los jóvenes. (Cfr. Vive Cristo, esperanza nuestra, 170). La fe crece cuando vivimos actuándola.
  • “Queridos jóvenes, por favor, no balconeen la vida, métanse en ella. Jesús no se quedó en el balcón, se metió, no balconeen la vida, métanse en ella como hizo Jesús. Pero, sobre todo, sean protagonistas de la revolución de la caridad y del servicio, capaces de resistir las patologías del individualismo consumista y superficial” (Vive Cristo, 174). Jóvenes comprometidos con la vida de sus sociedades.
  • “Propongo a los jóvenes ir más allá de los grupos de amigos y construir la amistad social, buscar el bien común. La enemistad social destruye… Hoy día vemos que el mundo se destruye por la guerra, porque son incapaces de sentarse y hablar… Sean ustedes capaces de crear la amistad social. No es fácil… hay que negociar… si lo hacemos… alcanzaremos la magnífica experiencia de dejar de lado las diferencias para luchar juntos por algo común… ese empeño artesanal de tender puentes, de construir una paz que sea buena para todos, ese es el milagro de la cultura del encuentro que ustedes, los jóvenes comprometidos, pueden atreverse a vivir con pasión” (Vive Cristo, 169). La amistad social es quizá el milagro que puede cambiar la historia.
  • La fe afecta y compromete toda la existencia del ser humano. “La fe que actúa por el amor” (Gálatas 5, 6) se convierte en un nuevo criterio de pensamiento y acción que cambia toda la vida del hombre” (La puerta de la fe, 6). La fe y la caridad no son para guardarse en el interior de los corazones, sino que nos comprometen a pensar y actuar de un modo diferente en el mundo.
  • La fe, precisamente por ser un acto de la libertad, exige también la responsabilidad social de nuestro compromiso cristiano con la sociedad. La fe no es un asunto privado, de puertas adentro, sino un asunto de puertas abiertas que nos saca de nosotros mismos y nos impulsa a vivirla en un compromiso público con la sociedad en que vivimos. (La puerta de la fe, 10).
  • “La fe cristiana… es fe en un Dios que se ha hecho tan cercano, que ha entrado en nuestra historia. La fe en el Hijo de Dios hecho hombre en Jesús de Nazaret no nos separa de la realidad, sino que nos permite captar su significado profundo, descubrir cuánto ama Dios a este mundo y cómo lo orienta incesantemente hacia sí; y esto lleva al cristiano a comprometerse, a vivir con mayor intensidad todavía el camino sobre esta tierra” (Encíclica Lumen fidei, n.18) La fe ilumina nuestra mirada para descubrir el objetivo de nuestro compromiso cristiano con la sociedad.
  • Joven “quiero alentarte a este compromiso, porque sé que tu corazón, corazón joven, quiere construir un mundo mejor. Sigo las noticias del mundo y veo que muchos jóvenes, en muchas partes del mundo han salido a las calles para expresar su deseo de una civilización más justa y fraterna… Por favor, jóvenes, no dejen que otros sean los protagonistas del cambio… A ustedes les pido que también sean protagonistas de este cambio. Sigan superando la apatía y ofreciendo una respuesta cristiana a las inquietudes sociales y políticas… del mundo. Sean constructores del futuro, métanse en el trabajo por un mundo mejor”. (Papa Francisco, Vive Cristo, 174). Es un llamado a actuar con pasión en favor del mundo.

Jóvenes, pongámonos en acción

Salgamos, busquemos jóvenes, juntemos jóvenes, dialoguemos con ellos, concienticemos y comprometamos a las y los jóvenes que conocemos o encontremos. Este es nuestro compromiso social.

Inténtelo y cuéntenos sus experiencias.