Las condiciones para que los niños entre 6 a 12 años reciban el sacramento de la eucaristía

 


“Ayúdenme explicándole a los papás que la Iglesia busca el bien de sus hijos”.

Card. Carlos Aguiar Retes

A algunos padres de familia les preocupan mucho los requisitos que sus hijos deben cumplir para recibir la primera comunión. Y están en todo su derecho. Para ello, nosotros como catequistas debemos tener bien clara esta información.

Para que un niño o una niña pueda celebrar su primera comunión en cualquier parroquia le van a pedir por lo menos cinco requisitos básicos: haber sido bautizado, haber recibido la preparación catequética, saber confesarse, tener la edad apropiada y la libertad de realizarla.

  1. Haber recibido el sacramento del bautismo

En primer lugar, es necesario haber recibido el bautismo. Este es el primer sacramento de la iniciación cristiana e indispensable para nuestra salvación. En nuestras comunidades cristianas, tradicionalmente se celebra este sacramento a unos días o meses de haber nacido. Se tiene la idea que lo primero que se debe hacer es entregarlo a Dios a través de su bautismo. Aún más, si este padece alguna enfermedad.

Sabemos que con este sacramento quedamos limpios del pecado original y por ello, recibimos la gracia santificante, convirtiéndonos de este modo en hijos de Diosmiembros de la Iglesia y templos del Espíritu Santo.

La comunidad cristiana delega en los papás la tarea de introducirlos en la fe, llevándolos a misa los domingos, haciéndolos partícipes en las celebraciones más importantes del año litúrgico y enseñándoles la vida cristiana desde su vivencia familiar.

  1. Haber tomado un curso de catequesis e interiorizado las verdades y valores de la vida cristiana

Este curso de catequesis normalmente se da en la parroquia. Cada parroquia cuenta con un grupo de personas entrenadas para este ministerio. Son los catequistas. Actualmente la Iglesia ha reconocido este servicio y lo ha elevado a un auténtico ministerio eclesial.

La verdadera catequesis normalmente inicia a los seis años, como en la escuela primaria y tiene una duración de seis años, donde se les va iniciando en las verdades fundamentales de la fe católica, el amor al prójimo, el interés por conocer y leer la Biblia, las oraciones básicas, el significado de los sacramentos y la vida comunitaria.

Se les enseña para que puedan entender, asimilar e interiorizar el significado del misterio de Cristo, mediante distintos recursos como cantos, dinámicas, trabajos en equipos, lecturas bíblicas, dibujos, los medios de comunicación digital y un manual propio para cada grado hasta la recepción del sacramento.

El objetivo de esta preparación es que descubran el valor del encuentro con la persona de Jesús en los hermanos, que interioricen valores propios de la vida cristiana como el servicio, el perdón y la solidaridad con todas las personas.

Los catequistas y el sacerdote hacen equipo con los padres de familia para que los niños y niñas se inicien realmente en todo lo que implique la vivencia de la vida cristiana.

 

  1. Estar preparado y dispuesto a la reconciliación

Para recibir a Jesús en la eucaristía, es necesario que se prepare al niño y a la niña para el sacramento de la reconciliación o confesión como se le llamó durante mucho tiempo.

Enseñarle a que descubran que este sacramento es un encuentro con la misericordia de Dios, mediante el cual nos perdona de todos los pecados cometidos después del bautismo por medio de la absolución que da el sacerdote. Además, por permite tener una experiencia de libertad, de sentirnos bien consigo mismo.

Se les da a conocer, se les explica el significado y se ponen en práctica los pasos necesarios para celebrar la reconciliación, que son:

  • Examen de conciencia.
  • Arrepentimiento de los pecados.
  • Propósito de enmienda.
  • Decir los pecados al sacerdote.
  • Cumplir la penitencia.

Enseñarles y ayudarles a que descubran la fealdad del pecado que rompe nuestras relaciones con las personas que amamos y con Dios. Y con ello la importancia del arrepentimiento, la intención de no caer en esas faltas y el efecto que conlleva el decirle todos los pecados al sacerdote.

Destacarles la importancia de esta primera confesión y comunión, que abre un camino para nuestra vida en amistad con Jesús. Es importante para el cristiano permanecer en esta fidelidad.

  1. Tener la edad adecuada

La Iglesia católica recomienda que los niños y niñas tengan un conocimiento suficiente y uso de razón para hacer la primera comunión.

En México, el Cardenal Carlos Aguiar Retes publicó en agosto de 20218, un decreto que establece que la edad mínima para recibir la primera comunión es a los nueve años, mientras que la confirmación es a los 12 (https://desdelafe.mx/arquidiocesis/el-card-aguiar-define-edad-minima-para-recibir-primera-comunion-y-confirmacion/).

Este decreto empezó a tener vigencia a partir del ciclo de catequesis 2018/2019. Se busca que “los niños y niñas no tengan una preparación al vapor”. Además, que no le den demasiada importancia a la fiesta, sino a la formación en la fe.

El Cardenal Carlos Aguiar explicó que “no se trata simplemente de prepararse para el sacramento, sino realmente formar en la fe a los niños”.

Advirtió que actualmente los pequeños están a merced de las tendencias socioculturales actuales que favorecen la incursión de la delincuencia organizada, la droga –como pasa en muchas escuelas, incluso en las primarias–. Pero si los niños se encuentran habitualmente en ámbitos seguros, como son las parroquias con sus catequistas, estos van aprendiendo lo que es la Iglesia y van adentrándose en lo que es su fe, su religión”.

Para la primera comunión los niños deberán prepararse durante dos años a través de una catequesis escolarizada, prevista por la comisión arquidiocesana.

  1. Libertad de querer hacerlo

Hace algunos años los papás decidían cuándo el hijo o la hija hacia su primera comunión, aunque este no quisiera. Actualmente, constatamos de parte de la familia un diálogo más abierto con sus hijos e hijas para que realicen este sacramento de manera libre. Tratan de escucharlos, mostrarles sus valores y la belleza de tal sacramento.

Por su parte, cada vez más también los párrocos tienen una entrevista previa con los catequizandos para revisar su preparación y en ella asegurarse de que quieren hacerla de manera libre, consciente y convencidos/as de que es bueno y valioso recibir este sacramento.

Como puedes ver, los requisitos son muy básicos y claros. Los padres necesitan claridad y algo bien concreto. Por nuestra parte habrá que insistir en el valor del sacramento: hacer que el niño y la niña de verdad quieran entrar en esa relación con Jesús, aceptar su amistad y en consecuencia actuar conforme a los valores del Evangelio. Si ponemos esto en práctica de seguro habrá cada vez cristianos más felices y comprometidos con la vida y con su entorno.