Los motivos para iniciar la educación en la fe en casa


Amigos catequistas, las circunstancias de encierro y distanciamiento social también han involucrado la convivencia parroquial; esto nos ha obligado, también, a modificar la educación en la fe de los niños que se nos confían.

Por eso, queremos que compartas con los padres de familia los cinco motivos para animar esta maravillosa tarea de educar en la fe a sus hijos. Como dice el papa Francisco, porque “es la mejor herencia que les podemos dejar”.

Los primeros responsables de la educación en la fe son las mamás y los papás. Son ellos los primeros catequistas de sus hijos. Esto a veces se olvida; el estilo de vida actual nos ha acostumbrado a dejar esta tarea en las manos de otros. No obstante, “la familia debe continuar siendo el lugar donde se enseña a comprender las razones y la belleza de la fe, a rezar y servir a los demás” (Amoris Laetitia, n. 287).

No se trata de que los padres se dediquen a dar clases magistrales de teología, sino que así como enseñan a caminar a sus hijos, también les enseñen contenidos valiosos de su fe para que les ayuden a vivir la vida con alegría y con un mejor rumbo. Aquí las 5 motivaciones para que los padres emprendan la formación cristiana de sus hijos:

  1. Educar en la fe para conocer a Dios

Es verdad que nadie ha visto a Dios, pero gracias a las Sagradas Escrituras, se nos ha revelado la presencia de un Dios que es amor infinito, Creador y Señor de la vida; que está cercano a sus hijos y busca que todos sean felices.

Desde casa, los padres tienen que despertar la confianza en Dios. Pueden crear hábitos en los hijos para pedir, dar gracias, alabar y saber interceder por otros. En un ambiente donde se habla con respeto de Dios y se da testimonio de fe en él,  se puede motivar a los hijos a que vivan su vida con sentido de amor, de verdad, de felicidad y abiertos hacia los otros.

 

  1. Educar en la fe para descubrir a Jesucristo

Anima a que tus hijos conozcan a Cristo Jesús. Motiva a que descubran que él es el modelo de ser humano que debemos seguir. Jesús nos ha mostrado que amar, servir, perdonar, cuidar la vida y mirar por el más necesitado, es bueno y nos hace bien a todos. Con Jesús, podemos ser mejores seres humanos.

Un hábito que ayuda a los pequeños a familiarizarse con Jesús es la lectura de pasajes del Evangelio. También, ayuda a tus hijos a crear momentos de encuentro con Cristo a través de la oración, con rezos que le ayuden a conocerlo, a amarle y a sentirlo en su vida.

 

  1. Educar en la fe para relacionarse mejor

Los hijos, no solo, deben saber estar en casa, sino que deben aprender a relacionarse de manera cristiana. La familia es el primer lugar de convivencia. Sin lugar a dudas, la vida familiar es el mejor contexto educativo en el que se aprenden  los valores fundamentales y los criterios para luchar contra el mal que hay que evitar y orientarse por el bien que hay que hacer. Es así, que todas las relaciones deben estar basadas en valores como en el amor, el respeto, la amistad, la igualdad, la colaboración y la tolerancia.

La tarea de los padres de familia consiste en ayudar a los hijos a saber relacionarse, primeramente, con las demás personas de la familia, las cosas, los animales y el medio ambiente. Esto implica ayudarlos a vivir en la escucha, el respeto, la ayuda y el servicio, para así fomentar la fraternidad, solidaridad y el bien común.

 

  1. Educar en la fe para formar su espiritualidad

La espiritualidad cristiana es lo más hondo de una persona. Por eso es importante, formar las bases de la espiritualidad de los hijos. Eso implica potenciar la fuerza con la que luchan, los ideales con los que sueñan, la energía con la que contagian a los demás, la profundidad con que ven la vida.

La familia, por tanto, puede ayudar a los hijos a creer en Dios, pero también a creer en sí mismos. Que aprendan a vivir a Dios ante la realidad que les presenta el mundo de hoy, pero también que aprendan a  entrar en contacto con Dios en su interior.  Es decir, motivarlos a revisar sus sentimientos, sus emociones, sus actitudes, sus ideas, sus experiencias, sus anhelos y su propia vocación cristiana.  Y por otro lado, que aprendan a mirar la realidad del mundo, mezclado de alegrías, belleza, dolores y sufrimientos.

 

  1. Educar en la fe para celebrar en comunión

La fe cristiana no solo es un asunto personal, también es una realidad comunitaria. Educar en la fe es mostrar la riqueza de vivir unidos, vivir en comunión. La fe no solo hay que conocerla y dar testimonio de ella, también hay que celebrarla.

Las familias tienen un patrimonio espiritual cristiano dignos de celebrarse. Por ejemplo, muchas de las grandes celebraciones de nuestra fe, como Semana Santa y Navidad, no las pudimos celebrar en forma colectiva como Iglesia, pero eso no impidió que, aunque encerrados, celebremos en familia.

En casa se pueden fomentar espacios, no solo para ver la TV, también para vivir la comunión con momentos de oración o con expresiones de piedad popular.

 

 

Sabiendo que estamos ante una “urgencia educativa”, es necesario que no abandones tu tarea de educar en la fe. Como catequistas, tenemos una responsabilidad cristiana para formar personas al estilo de Jesús, pero también para contribuir por un mundo mejor.

Comparte estas 5 razones con los padres de tu comunidad parroquial para que no descuiden la educación en la fe de sus hijos.

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