Tienes que conocer y poner en práctica estos consejos para entrar en contacto con Dios


Actualmente tenemos una gran necesidad de hacer oración debido a tantas preocupaciones y sufrimientos que hemos venido padeciendo por la pandemia y por un sinnúmero de crisis. Si Dios es bondadoso, compasivo y misericordioso, defensor del que sufre, entonces podemos acudir a él con toda confianza, a través de diversas formas de oración personal y comunitaria.

Por este motivo, para los momentos en los que te animes a entrar en contacto con Dios, te ofrecemos cinco formas de oración, que son parte de la revelación en las Sagradas Escrituras.

  1. La oración de bendición y adoración

La bendición es dada por Dios, es el “bien decir de Dios”. Es la gracia que él nos da y la pedimos para nosotros mismos, diciendo: “bendícenos Señor”; o para los demás, expresando: “El Señor te bendiga”. El ser humano, a su vez, puede bendecir a Dios de quien ha recibido sus dones, de esta forma se puede decir “Bendito seas, Señor”.

Nuestro ejemplo es Jesús, que no solo es nuestro maestro de oración, sino un hombre de oración: “Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y se las has dado a conocer a los pequeñitos” (Lc 10,21).

Por otra parte, ante un Dios que sabemos que es amor infinito, dueño de todo, creador y salvador (CIC no. 2096), lo primero que puede hacer la persona creyente es reconocerse pequeña y rendirle adoración y veneración. Oramos para adorar a Dios.

Toda persona que reconoce sus limitaciones y comprende que es una criatura de Dios, puede reconocer también que Dios es alguien trascendente.

La desmedida ambición de los seres humanos, queda opacada ante la grandeza y la santidad de Dios. Dios es grande y nosotros somos pequeños, necesitamos de él. Por eso nuestra oración es motivo de júbilo, exaltación y adoración porque confesamos que no hay más Dios que él.  Ante un Dios que es todo amor, no nos queda más que adorarle.

  1. La oración de petición

Dios nos conoce completamente, sabe lo que necesitamos. Sin embargo, podemos pedirle ayuda, protección, perdón, misericordia, consuelo, fortaleza, paz… Ante tantas necesidades que tenemos le podemos pedir, rogar, suplicar, gritar o simplemente decir que nos ayude.

De acuerdo a las enseñanzas de Jesús, lo más importante es pedir y desear el Reino de Dios y su justicia. Enseguida vienen las demás necesidades (Mt 6, 33). Ante un Dios que desea que vivamos de acuerdo a su proyecto del Reino, nos situamos como hijos e hijas necesitados para poder llevar a cabo nuestra misión.

  1. La oración de intercesión o petición por los demás

Formamos parte de la casa común, donde nos encontramos con muchos hermanos y hermanas que nos piden una oración. También cuando vemos personas en situaciones de sufrimiento y de injusticia, podemos rogar por ellos a Dios.

Podemos “pedir en favor de otro” para que le vaya bien, para que cumpla su misión, para que reciba la gracia de Dios. Sin embargo, Jesús es nuestro mediador, nuestro intercesor, él pide al Padre por nosotros para que sepamos estar en el mundo (Jn 16, 11. 15). Además, nos enseña a pedir al Padre a través de él (Jn 16, 23).

Ante un Dios que anhela la felicidad y la salvación de sus hijos, también en nuestra oración intercedemos por ellos.

  1. La oración de acción de gracias

Desde pequeños se nos enseña a dar gracias. Por un nuevo amanecer, por los hijos, la familia, la vida, la salud, el trabajo, el agua, la tierra, porque Dios nos permite vivir. El agradecimiento no solo es por educación, por un logro o por un favor que obtuvimos, sino porque en la base de esta expresión, y a pesar de nuestros pesares, nos sentimos hijos y por tanto agradecidos.

La oración de acción de gracias expresa la convicción de que somos hijos amados de Dios, que no estamos solos ni perdidos. Por eso, podemos acudir a él con confianza. Como Jesús que, siendo el Señor, sabe dar gracias al Padre (Mt 15,36).

No dejemos de agradecer: si somos agradecidos, también el mundo se vuelve mejor. Quizá solo un poco, pero es lo que basta para transmitirle un poco de esperanza. El mundo necesita esperanza y con esta actitud de decir gracias, transmitimos un poco de esperanza” (Papa Francisco, audiencia 30 dic. 2020).

  1. La oración de alabanza

Dios no necesita de ningún aplauso para que sea mejor o para forzarlo a cumplir nuestros deseos. Somos nosotros los que necesitamos expresar nuestra alegría o nuestro gozo en Dios por la sola razón de que él es Dios, el centro de nuestra vida.

Para alabar a Dios, se puede hacer con salmos, cantos, danzas, palabras sinceras. Como Jesús que, al escuchar el testimonio de sus discípulos, se estremece de gozo y alegría, y alaba a su Padre Dios por revelar sus secretos a los sencillos (Lc 10, 21).

Ante un Dios que es paciente con sus hijos, que nos muestra su presencia, no nos queda más que alabarle.

Solo nos resta decirte que estas formas de oración nos acercan a Dios, por un lado para estar con él, y por otro, para regresar a nuestra vida con ánimos de organizarla de acuerdo a su voluntad. Por eso no sintamos vergüenza en bendecirlo, adorarlo, pedirle, interceder por otros, agradecerle y alabarlo. Hagamos nuestra oración con perseverancia y humildad, confiados en que Dios nos escucha y nos atiende, simplemente porque somos sus hijos.