Aprende de estos ejemplos de la Biblia cómo Jesús provoca y educa en la fe
La catequesis tiene como fuente principal la propia Palabra de Dios, la cual presenta la idea de Dios como figura salvadora de Jesús y su Reino.
En la Sagrada Escritura encontramos muchos ejemplos de la pedagogía de Dios y la pedagogía de Jesús. Conocemos los testimonios de cómo se iniciaron en la fe grandes personajes como Abraham, Moisés, Samuel, los profetas y los mismos apóstoles. Por eso, queremos hacer un recorrido por la iniciación de algunos de estos personajes, a modo de ejemplo, para que te sirvan, a ti catequista, como modelos para provocar la fe y formarla. Al estilo de Jesús, instruir en la fe a niños y niñas.
El caso de Santiago y Juan
Estos dos discípulos de Juan Bautista empezaron a seguir a Jesús cuando su maestro lo señaló como “el Cordero de Dios” (Jn 1,35-39). Este título alude a la liberación de la esclavitud. Jesús no sólo es el que se entrega en su servicio sino el que viene a impedir y a eliminar la injusticia del mundo, más cuando se hace en nombre de Dios. Este contenido profético provoca que estos dos predicadores se decidan a seguirlo.
“¿Qué buscan?” Es la pregunta que hace Jesús al darse cuenta de que lo siguen.
“Vengan y verán”. Con esas palabras Jesús los invita a no seguirlo por un título, sino que si buscan saber la manera de vivir de Jesús es necesario que convivan con él, que personalmente lo conozcan, que descubran cuál es su talante, cómo es su vida y qué propone. Este encuentro tan significativo los llevó a vivir junto a Jesús y hacerse conscientes de lo que supone convertirse en un seguidor para poder difundir ese mismo mensaje.
En la catequesis actual, podemos decir que muchos de los que quieren conocer a Jesús es porque han sido invitados, por curiosidad o por obligación. Pero no basta con saber algo de Jesús, para decir que somos cristianos; no basta con llamarlo “Cordero de Dios”, “Maestro” o “Señor” para considerarnos sus discípulos.
Se necesita que la iniciación en la fe tenga un proceso formativo, de encuentro cercano e íntimo con Cristo para saber cómo vive, por qué vive de esa manera, cuál es su mensaje y cómo se debe vivir. Muchas personas buscan algo en su vida y lo pueden encontrar en el acompañamiento de su fe. Invítalos a que entren al equipo de Jesús, ofréceles una buena formación y que ellos mismos, sean niños, jóvenes o adultos vean dónde vive Jesús.
El caso de Martha y María
Las mujeres eran consideradas, por la sociedad de aquel tiempo, como propiedad del varón, cuya función era sólo tener hijos. Estaban recluidas a las tareas del hogar, eran ritualmente impuras, eran fuente de tentación, débiles y no tenían los mismos derechos que los varones.
En el pasaje bíblico (Lc 10, 38-42), Martha se afanó por atender a Jesús con esmero durante la cena. Mientras tanto, María no hacía más que sentarse a los pies de Jesús para escuchar su Palabra. Cuando Martha le reclama a María por la ayuda que debería darle para seguir con las atenciones, Jesús da una respuesta que hace notar ver que esa dinámica tiene que cambiar.
Para Martha es natural que las mujeres sólo limpian el hogar, atienden la casa, preparan la comida y atienden a los hombres. Pero para Jesús la mujer no debe quedar limitada a la faena del hogar, también tiene derecho a escuchar algo que es reservado a los hombres de su tiempo: escuchar la Palabra de Dios. Escuchar a Jesús, estar con él, dejarse interpelar por él y aceptar sus enseñanzas es un encuentro liberador, porque además de madurar la fe de las personas crea un nuevo orden de cosas y de relaciones.
Por tanto, es importante anotar que la catequesis debe llevar a un proceso de conversión de la persona y del entorno social y cultural que a veces es machista y excluyente. La fe debe vincularse con la vida, presentando un mensaje transformador para todas las personas y sus entornos.
El caso de los Doce Apóstoles
Los Doce Apóstoles, que en su mayoría eran gente sencilla y que vivían de su trabajo, son llamados por Jesús para que estén con él, para enseñarles y enviarlos a predicar (Mt. 3,13). No fueron elegidos para tener una posición privilegiada en la sociedad, o para ostentar un lugar de poder. Fueron elegidos para profundizar la fe en el Reino de Dios, para vivir en intimidad con Jesús y aprendan a vivir la fe en comunidad y seguimiento. Jesús no los llama para estudiar la Ley, ni para aprender de memoria frases bíblicas o tradiciones religiosas. Fue un llamado a aprender a ser verdaderos hermanos, que los enseña a ser verdaderos hijos de Dios, verdaderas personas. No son elegidos para defender ideas de su maestro, sino para confiar en el amor de Dios. En Jesús aprenden lo que hace realmente feliz a las personas, aprender cómo es una vida dedicada a Dios y cómo es una vida solidaria con los pobres.
El aprendizaje de creer en el Reino de Dios y en la forma de seguir a Jesús no será fácil de entenderla por parte de sus discípulos. Los evangelio dan cuenta que tuvieron serias dificultades, conflictos y hasta deserciones. Jesús, dedicó largas horas para enseñar, orientar, corregir, fortalecer y hasta sostener la fe de sus seguidores. Los discípulos aprendieron de Jesús y quedaron fascinados y convencidos de su persona y de su misión porque vivieron lo que él predicaba.
La tarea de la iniciación en la fe cristiana implica dedicar tiempo para enseñar con el ejemplo a ser mejores personas. Este proceso busca que todo se haga teniendo como eje a la persona de Jesús, sus palabras, su obra, su estilo de vida y su pasión por vivir la voluntad de su Padre Dios.
En conclusión
Si queremos desarrollar una mejor catequesis, hay muchos recursos, métodos y temas. Pero más que lecciones de catecismo, debemos presentar a los catequizandos a Jesús y su proyecto del Reino. Que conozcan cómo vive, qué quiere y cómo quiere que aprendamos a vivir. Que a los niños, jóvenes o adultos no se les imponga la fe, sino que, de cara a su propia realidad, aprendan a dialogar, reflexionar y a poner en práctica las enseñanzas de Jesucristo.