Las 6 citas bíblicas que te harán pensar en lo importante de la vida y lo trascendental de la muerte


 

En realidad, ninguno de nosotros vive para sí mismo, ni muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor y si morimos, morimos para el Señor. Y tanto en la vida como en la muerte, pertenecemos al Señor, pues Cristo murió y resucitó para ser Señor de vivos y muertos.

Romanos 14, 7-9

Estimadas amigas y amigos, en anteriores artículos hemos repasado las ideas de diversas culturas acerca de la vida y la muerte; ahora compartimos un pensamiento sobre algo que nos atañe de manera particular y profunda: la visión del cristianismo sobre nuestra vida y nuestra muerte.

La visión cristiana de la vida y la muerte

Desde Dabar nos interesa hacer una reflexión sobre la visión cristiana, es decir, una visión que nos permita descubrir en la vida y las enseñanzas de Jesús y de sus apóstoles el modo como debemos ver, comprender y asumir la vida y la muerte, como dos realidades naturalmente constitutivas de nuestra existencia humana.

Podríamos decir que, de alguna manera, en todo el Nuevo Testamento encontramos múltiples referencias a la vida y a la muerte. O quizá más bien deberíamos afirmar que todo él, de un extremo a otro, está lleno de un sentido profundo de la vida, hasta cuando habla de la muerte.

Pensamos que el siguiente texto de san Pablo resume de manera global la visión cristiana que queremos compartir:

Sinceramente, para mí, Cristo es mi vida, y morir es una ventaja. Pero, si la vida en este cuerpo me permite aún un trabajo provechoso, ya no sé qué escoger. Estoy atrapado por los dos lados. Por una parte desearía partir y estar con Cristo, lo que sería, sin duda, mucho mejor. Pero a ustedes les es más provechoso que permanezca en esta vida. Esto me convence: seguramente me quedaré y permaneceré con todos ustedes para que puedan progresar y alegrarse en su fe (Filipenses 1, 21-25).

6 citas bíblicas sobre el sentido cristiano de la vida y de la muerte

No pretendemos abarcar toda esa riqueza en un solo artículo, pero compartiremos algunas citas bíblicas y reflexiones que nos ayuden a percibir algo de esa riqueza, y a tener actitudes y reacciones más cristianas y comprometidas ante la vida y la muerte.

  1. Dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza” (…) Y creó Dios al hombre a su imagen. A imagen de Dios los creó. Hombre y mujer los creó. Dios los bendijo diciéndoles: “Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y sométanla” (Genesis 1, 26-28).

En el relato sencillo y poético de la creación, el Creador nos enseña que él es el origen de nuestra vida humana. Crea libremente a los seres humanos, no al azar, sino a propósito y con un propósito: nos encomienda su creación. Dios sigue creando el universo por medio de nuestras manos, nuestro cerebro y nuestro corazón. Es el propósito de nuestra vida en este tiempo y en este espacio. ¿Estamos asumiendo y cumpliendo ese propósito de Dios en nuestra vida?

  1. Solamente procuren ordenar su vida de acuerdo con la Buena Nueva de Cristo, de modo que, si voy donde ustedes, compruebe que permanecen firmes en un mismo espíritu, y si no voy, que pueda al menos oír hablar de eso (Filipenses 1, 27).

Pablo nos dice que debemos acoplar nuestra vida al espíritu del Evangelio cuya característica, ordenada por Cristo, es el amor de unos a otros. Es voluntad de Jesús que esa sea la cualidad por la que nos deben conocer como cristianos en el mundo. El amor es lo que da sentido a la vida del cristiano. ¿Qué tal amamos? ¿Qué dicen los demás de nuestro amar?

  1. Ejercítate en la piedad. El deporte no tiene sino un provecho limitado; en cambio la piedad es útil para todo, pues Dios le prometió que alcanzaría la vida, tanto la presente como la futura (1 Timoteo 4, 8).

La vida cristiana implica ejercitarse en actitudes, acciones y compromisos que den sentido a nuestro caminar en el mundo y nos lleven a una mejor vida en el futuro. ¿Nuestras acciones y compromisos de vida cristiana nos están garantizando un mejor futuro?

  1. Bendecidos por mi Padre, vengan a tomar posesión del Reino que está preparado para ustedes desde el principio del mundo. Porque tuve hambre y ustedes me alimentaron; tuve sed y ustedes me dieron de beber. Pasé como forastero y ustedes me recibieron en su casa, Anduve sin ropas y me vistieron, estuve enfermo y fueron a visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a ver. Y le preguntaron: ¿cuándo te vimos así e hicimos eso? La respuesta será: En verdad les digo que cuando lo hicieron con alguno de estos mis hermanos más pequeños, lo hicieron conmigo (Mateo 25, 31-46).

Es un breve texto entresacado del largo relato que Jesús hace del juicio final. Dejando de un lado la grandiosidad real, tratemos de centrarnos en la enseñanza salvífica del mismo. Se trata del único texto de la Escritura que nos plantea un criterio claro de salvación: en la medida en que nosotros, en esta vida, seamos capaces de ver a Cristo en los demás, sobre todo en lo más necesitados, entraremos con él a la vida eterna. Esa es nuestra fe y esa es nuestra esperanza. ¿Qué tanto estamos procurando ver a Cristo en el rostro, sobre todo de los más desvalidos?

  1. Yo soy el pan de vida. (…) Yo soy el pan vivo bajado del cielo, el que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi carne, y la daré para la vida del mundo (Juan 48-51).

Este duro planteamiento de Jesús nos hace reflexionar en que él se hace nuestro pan en el sacramento de la eucaristía, es decir, en la celebración de la misa, o Cena del Señor, que es la expresión más fuerte de nuestro compromiso con Cristo, porque no se trata solo de comulgar su cuerpo para alimentarnos de él, sino también de comulgar con nuestros hermanos y compartir con ellos el pan, la vida y la responsabilidad de nuestro mundo. Solo así el comer a Jesús nos dará el vivir para siempre. ¿Vivimos así, para morir en la esperanza cierta de que la muerte es, en realidad, continuación de la vida?

  1. Pues esta es la vida eterna: conocerte a ti, único Dios verdadero, y al que enviaste, Jesús el Cristo (Juan 17, 3).

Es esta una pequeña parte de la grandiosa oración de Jesús al Padre en la noche del jueves de la última cena. En ella oró por ti, por mí y por todo el pueblo de Dios. Jesús quiere que cada uno de nosotros conozca al Padre y a él, y esto lo hacemos cuando interiorizamos la Palabra de Dios, hacemos oración y nos unimos conscientemente a la celebración en comunidad con la familia de los hijos de Dios. Así nos preparamos para ver a Dios en la vida eterna. Por eso los cristianos creemos que vivimos para morir y morimos para vivir. ¿Realmente hacemos viva esta fe en cada uno de los momentos de nuestra existencia?

Lo que podemos hacer ante la vida y la muerte

Estas citas son solo una pequeña muestra de la riqueza de la Palabra de Dios. Sin embargo, en nuestro paso por este mundo, y como buenos católicos, es importante interiorizar más en nuestra oración y nuestra vida las citas y reflexiones que hemos compartido y algunas más que busquemos y encontremos en nuestra Biblia.

De forma cotidiana, actuemos conscientes de que nuestra inmersión como cristianos en este mundo tiene dos finalidades que se entrelazan: desarrollar al máximo (hasta la santidad) nuestra vida humana (don de Dios) y asumir con Cristo el compromiso de emplear y dar la vida para la salvación de los más posibles y para la transformación del mundo en verdad y justicia.

No está por demás que procuremos siempre y en todo vivir como si supiéramos (y lo sabemos) que vamos a morir, para que vivamos con fe, esperanza y amor y muramos en la esperanza cierta de la vida eterna después de la muerte.

Ojalá que todo esto no solo lo vivamos, sino también lo compartamos.

6 Comentarios. Dejar nuevo

  • Excelentes citas bíblicas, muchas gracias, son de mucha utilidad para reflexionarlas a nivel personal, en pareja, en familia y en grupos comunitarios eclesiales. Dios les bendiga

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  • Alejandra Delgado
    18 septiembre, 2022 10:42 am

    Me parece muy acertada la información que envían sobre la vida y la muerte. Es un proceso que todos vivimos, lo malo es que nos da miedo hablar de la muerte. Es algo natural.
    Gracias por enviarmela

    Responder
    • Gracias por tu comentario, Alejandra. En nuestro blog puedes encontrar varios artículos que hablan sobre este tema y que seguro son de tu interés.

      Responder
  • Annet jasso aguilar
    6 octubre, 2023 8:15 am

    excelente información me sirvio de mucho ya que como católicos no tenemos el tiempo de abrir nuestra sagrada biblia,me deja un gran aprendizaje para la vida,reflexionando que debemos vivir cada día,como si fuese el ultimo.amen.

    Responder

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