Descubre por qué el papa Francisco afirma que la religiosidad popular es un lugar teológico


“En el ambiente de secularización que viven nuestros pueblos (la piedad popular), sigue siendo una poderosa confesión del Dios vivo que actúa en la historia y un canal de transmisión de la fe”

Aparecida n.264

Si quisiéramos simplificar la respuesta a esta pregunta bastaría con responder: “porque así lo afirma el papa Francisco” y, quizá sería válido; pero sería hacerle un flaco favor al tema, a nuestros interlocutores y al mismo papa Francisco. Por eso, nos hemos propuesto a encontrar la razón por la que el Papa lo afirma.

 

Búsqueda de razones

Investigando qué teólogos reconocidos han hablado del lugar teológico y de cómo lo han entendido, encontramos teólogos como Hans Urs Von Balthasar, Karl Rahner, Jean Danielou, Henri de Lubac y Joseph Ratzinger (hoy papa emérito Benedicto XVI), por citar algunos de los grandes, que en diversos escritos tocan el “lugar teológico” y aunque cada uno lo expresa según su propio estilo y lenguaje, coinciden al menos en las siguientes ideas:

  • El lugar teológico es un tema no de la especulación teológica sino de la praxis teológica que apunta a la vida misma del creyente, a su relación con Dios, a su manera de entenderse con él y a la manera como lo manifiesta.
  • Rahner y Ratzinger coinciden en que la reflexión sobre Dios no puede darse sin la reflexión sobre el hombre, y más aún, que la garantía de un auténtico proceso teológico es comprobar que desemboca en los sencillos, los ayuda a comprender su fe, a entenderse con Dios y los impulsa a testimoniarlo.
  • La mayoría coincide en conceptualizar el “lugar teológico” como un espacio desde el que se puede descubrir un modo particular de la revelación de Dios, o sea, un espacio en donde Dios se manifiesta de un modo original y desde donde los teólogos pueden hacer su reflexión teológica. Y lo describen como el espacio donde se juntan, como en el horizonte, el cielo y la tierra, lo divino y lo humano, la fe y la vida.

Aplicando lo anterior, podemos afirmar con el papa Francisco que la piedad popular es un espacio en el que se puede descubrir a Dios y donde él se manifiesta de un modo tan original que, aunque no seamos teólogos, podemos reflexionar y dejarnos transformar por esa manifestación de Dios a través de los sencillos. Ahora podemos comprender mejor las afirmaciones del papa Francisco y la razón que tiene al hacerlas.

La enseñanza del papa Francisco sobre la piedad popular en La alegría del Evangelio, como un espacio teológico

Para apreciar el carácter teológico de la piedad popular: “Solo desde la connaturalidad afectiva que da el amor podemos apreciar la vida teologal presente en la piedad de los pueblos cristianos, especialmente en sus pobres”. Y nos dice en qué debemos fijarnos: “Pienso en la fe firme de esas madres al pie del lecho del hijo enfermo que se aferran a un rosario, aunque no sepan hilvanar las proposiciones del Credo, o en tanta carga de esperanza derramada en una vela que se enciende en un humilde hogar para pedir ayuda a María, o en esas miradas de amor entrañable al Cristo crucificado”.

Fe, esperanza y amor que no pueden interpretarse como una búsqueda, natural de la divinidad porque “son manifestación de una vida teologal animada por el Espíritu Santo que ha sido derramado en nuestros corazones (cf. Romanos 5,5)” (n.125).

La religiosidad popular es “fruto del Evangelio inculturado”. Y, por tanto, “una fuerza evangelizadora…obra del Espíritu Santo”. Esto quiere decir que “las expresiones de la piedad popular tienen mucho que enseñarnos y, para quien sabe leerlas, son un lugar teológico al que debemos prestar atención, particularmente a la hora de pensar en la nueva evangelización”. De este espacio podemos aprender nuevos lenguajes, nuevos senderos, nuevas estrategias y nuevos entusiasmos para acercar a Dios a los seres humanos y a los seres humanos a Dios (n. 126).

“La piedad  popular… es una manera legítima de vivir la fe, un modo de sentirse parte de la Iglesia y una forma de ser misioneros; conlleva la gracia de  la misionariedad, del salir de sí  y del peregrinar”. Casi no hay manifestaciones de piedad popular que no impliquen una procesión o una peregrinación y en “el caminar juntos hacia (o desde) los santuarios y el participar en otras manifestaciones de piedad popular también llevando a los hijos o invitando a otros, es en sí mismo un gesto evangelizador” (n.124). El caminar, el organizar, el preparar y el participar con alegría desbordante, no puede no expresar, transmitir y compartir la fe en Dios (el credere in Deum); y es así como todas esas manifestaciones de religiosidad de nuestros pueblos hacen de “la piedad popular verdadera expresión de la acción misionera espontánea del Pueblo de Dios. Se trata de una realidad en permanente desarrollo, donde el Espíritu Santo es el agente principal” (n.122).

Con lo anteriormente expuesto, podemos decir que el teólogo de hoy, papa Francisco, sabe de qué habla y tiene toda la razón al afirmar que la religiosidad, piedad y/o espiritualidad de nuestros pueblos es un lugar teológico, y manifiesta, en sus expresiones más comunes una auténtica vida teologal.

Ya solo resta invitar a todos a respetar (no menospreciar), valorar, alentar y fortalecer, con nuestra sincera participación, esas expresiones de religiosidad de nuestros pueblos, para, así, “profundizar el proceso de inculturación que es una realidad nunca acabada”.

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