El paso a paso para preparar una excelente clase de educación en la fe
Sabemos que trabajar con adolescentes es todo un reto, pero también puede ser una gran oportunidad para despertar tu creatividad y entusiasmo por la labor con adolescentes. Por esa razón, queremos compartirte algunos trucos que te pueden ser de mucha ayuda.
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Motivaciones a tomar en cuenta antes del encuentro
- Recuerda que no eres un maestro cualquiera, sino alguien que ha sido llamado por Dios para una tarea especial, porque no cualquiera puede hacer lo que haces.
- Busca el espacio y tiempo adecuados. Pide la luz del Espíritu Santo para que te sientas acompañado.
- Hojea el tema, así podrás tener una idea de lo que vas a trabajar con los y las alumnas. El proyecto de educación en la fe para Secundaria tiene un gran repertorio de actividades. Escoge las más adecuadas.
- Toma en cuenta las recomendaciones del papa Francisco:
- Personaliza la palabra. Habla desde tu experiencia.
- Haz una lectura espiritual: medita, interioriza, saborea.
- Pon un oído en tus educandos. Escucha sus preguntas.
- Usa los recursos pedagógicos que tengas a tu alcance (videos, mapas, presentaciones).
- Usa imágenes. Una imagen atractiva hace que el mensaje se sienta como algo familiar, cercano, posible, conectado con la propia vida.
- En tu exposición incluye: “una idea, un sentimiento, una imagen”.
- Que tu mensaje sea claro, sencillo, directo y acomodado.
- Utiliza siempre un lenguaje en positivo: lo que podemos hacer mejor.
- Muestra actitudes de acogida empática, escucha activa, mucha paciencia y diálogo.
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Planeando el encuentro
Para estructurar cada encuentro es necesario tener el libro guía, el cuaderno de trabajo y una Biblia. Luego sigue estos 5 pasos:
1º – Realiza una lectura del tema para conocerlo, familiarízate con él para tener un panorama general. Durante esta primera lectura, resalta las palabras clave. Anota con un símbolo (p. e. ?) alguna palabra que desconozcas para buscar su significado.
2º – Realiza un mapa mental con los conceptos clave que resaltaste. Si tienes tiempo, haz una presentación con algunas imágenes que refuercen el contenido que quieres que interioricen tus alumnos. Si te es posible, incluye otras herramientas que puedan interesarle a los adolescentes (un video, un cuento, una situación…)
3º – Completa o formula un formato de planeación, siguiendo los pasos que te sugerimos:
Tema: ___________________________________________________________________
Trabajando el libro del alumno
Trabajamos nuestro tema
Este formato es como tu “acordeón”. Aquí tienes todo sintetizado para que no pierdas detalle y te asegures de cumplir todas las metas, aunque al prepararlo ya lo sabes de memoria. Pero si por alguna razón algo se te olvida, puedes consultarlo en todo momento.
4º – Experimenta cada momento. Para ello:
- Completa las actividades del libro de trabajo. Esto te permite checar los tiempos de cada actividad para aprovecharlos mejor. Recuerda que una sesión ideal es de 50 minutos.
- También, busca responder a las posibles preguntas que los estudiantes puedan hacerte durante la clase.
5º – Reflexiona sobre los aprendizajes esperados. ¿Qué esperas que aprendan tus alumnos de este tema? En cada unidad, los chicos y chicas deberían aprender por lo menos un concepto, un procedimiento o una actitud o valor.
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Compartiendo con los adolescentes
Si haces bien el ejercicio anterior, si planeas bien cada sesión, seguramente que cada momento fluirá bien. Los alumnos se dan cuenta cuando la clase está bien preparada y cuando no. Claro, este ejercicio requiere tiempo, dedicación, organización, pero vale la pena. ¿Cuánto tiempo podemos dedicarle? Mientras estudiaba teología un maestro nos decía, por cada hora-clase, uds deberían estudiar dos horas. Este puede ser un buen criterio. Por cada hora clase, hay que dedicarle dos horas de preparación. Y, como en todo, mientras más práctica, lo haremos mejor.
Recuerda que el tiempo ideal para cada clase-encuentro es de 50 minutos. Aprovéchalos al máximo. Si un comercial dura un minuto y queda grabado en la mente para todo un día o una semana. ¡Imagínate lo que podrás hacer con 50 minutos! Por eso, vale la pena tener todo preparado.
Una buena costumbre es tomar nota en cada clase, porque cada grupo es diferente. Los chicos siempre hacen buenas preguntas o sugieren actividades que a veces hasta puede hacernos re-pensar lo que estamos haciendo.
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Evaluando el encuentro para mejorarlo
¿Qué aprendieron tus alumnos de esta clase? Contrastar la planeación de cada tema con el resultado en clase es la manera de corroborar los aprendizajes, y no debemos dejarlo todo para el final del semestre o del año. Toda auténtica evaluación debe incluir, por lo menos, tres criterios. La técnica NER (novedad, énfasis, relación) para promover una educación integral. Es una práctica que toma unos pocos minutos al final de cada clase y lo puedes completar contestando las siguientes preguntas con tus alumnos y alumnas:
- En este tema ¿hubo algo nuevo, un concepto, un procedimiento, un compromiso que te quede grabado? Puedes pedir que 2 o 3 alumnos digan una palabra clave y cómo lo definen con sus propias palabras.
- Durante la clase ¿qué se enfatizó y por qué?
- ¿Cómo relacionas este tema con tu vida, tu familia, tu entorno, lo que estás haciendo?
Como te habrás dado cuenta, la planeación de un encuentro puede convertirse en un tiempo de encuentro personal con Jesús. Esto es lo que vas a compartir con tus alumnos. Claro, esto incluye conceptos, oraciones, dinámicas, momentos de silencio. La idea es que ellos experimenten algo parecido a lo que viviste al realizar tu planeación. Que ellos también puedan sentirse amados(as) por Dios. Y así, poco a poco, puedan descubrir que la es sentirse amado, incluido, pero también es lo que da sentido a nuestras vidas. Si logras esto puedes decir que el objetivo está cumplido.
¡Ánimo! Esperamos que estos trucos abonen en tu confianza y en tu encuentro con las y los chicos.