Alusiones del papa Francisco sobre la interioridad y la Casa Común en el Laudato Si


Es imperativo entender la estrecha relación que existe entre interioridad personal y el planeta Tierra, donde la degradación interior de las personas conlleva a una degradación de nuestra relación con el Mundo, lo cual nos está llevando a una crisis ecológica casi irreversible.

El papa Francisco, en reiteradas ocasiones, nos invita a reflexionar, de forma global, sobre la forma en la que actuamos y nos relacionamos con la Madre Tierra; apelando a la formación de nuestra interioridad y a la modificación de nuestra mentalidad como ciudadanos del mundo.

  1. El llamado a la conversión ecológica.

     

La gran mayoría de la gente ha ejercido una práctica desproporcionada entre su vida interior y la exterior, lo que desencadena una indiferencia con lo que pasa a su alrededor. El Papa dice que esto es debido al sofisticado “paradigma tecnocrático”, que si bien ha traído beneficios a la humanidad, también ha traído serias contradicciones, porque no le importa la felicidad humana; su lógica es generar falsas necesidades y crear consumidores. Esta práctica desproporcionada se debe también a la “violencia que hay en el corazón humano” y a la “mentalidad ciega y destructiva que prefiere el beneficio personal a la justicia común” (Laudato Si, 2).

El llamado a una conversión ecológica, planteada por el papa Francisco, es oportuna y urgente; aunque sea un desafío personal, educativo, social, cultural y espiritual. Es una conversión ecológica que abarca la interioridad del ser humano, la conversión social y la conversión ambiental.

  1. Un llamado a cambiar nuestra interioridad.

     

Ante esta realidad, el Santo Padre propone una conversión interior: “La crisis ecológica es un llamado a una profunda conversión interior” (Laudato Si, 139). Porque no habrá una nueva relación más armoniosa consigo mismo (el interior) ni con la naturaleza (el exterior) sin un cambio o un nuevo ser humano. Todas las personas, tanto las que ostentan el poder y que dirigen los hilos económicos y políticos del mundo, como las que no, deben hacer una conversión interior.

Cuando el papa Francisco se refiere a este cambio interior, se refiere a cambiar la “mentalidad” y las “convicciones profundas” sobre las que estamos actuando negativamente. No basta hacer una gran lista de buenas intenciones de caridad que debemos practicar, es necesario aprender a pensar las causas y fines por las que estamos aquí en este mundo: ¿qué papel jugamos? ¿Qué aportamos de humano al mundo? ¿Cómo debemos relacionarnos? En otras palabras, no pensar que al corazón sólo se llena con “objetos para poseer y consumir”. Es un llamado a cambiar la lógica interna con la que vivimos y cambiar el “estilo de vida, de producción y de consumo” con la que cotidianamente nos relacionamos.

  1. Un llamado a cambiar la relación con la casa común.

     

Desde pequeños nos han inculcado la idea de que podíamos dominar la Tierra, “hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla” (Laudato Si, 2), dice en Sumo Pontífice. Esta mentalidad que nos dicta que podemos extraer irresponsablemente los grandes beneficios de la tierra sin reponerlos, nos ha llevado a una “alegre superficialidad” y a una devastación ecológica irreparable y a una grave situación de desigualdad e injusticia.

El cultivo de la interioridad no es ajeno al cuidado del medio ambiente. Así como hay una responsabilidad por cuidar nuestra vida, también la hay por cuidar la del planeta, nuestra casa común. Hay un estrecho vínculo entre el ser humano y la tierra, no solo porque hemos nacido aquí y vivimos aquí, sino porque ella nos ha proporcionado por miles de años sus bienes, sus riquezas y sus secretos que nos han ayudado a vivir. Somos hijas e hijos de la madre tierra y con esa convicción de hijas e hijos podemos cuidarla.

  1. Es un llamado a cambiar nuestra educación.

     

En diversos escritos el papa Francisco nos lleva de la mano para tomar conciencia de la importancia de esta conversión interior, poniendo el acento en la educación.

“La cultura ecológica no se puede reducir a una serie de respuestas urgentes y parciales a los problemas que van apareciendo en torno a la degradación del ambiente, al agotamiento de las reservas naturales y a la contaminación. Debería ser una mirada distinta, un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia ante el avance del paradigma tecnocrático” (Laudato Si, 111).

El egoísmo humano, la arrogancia y el individualismo no pueden ser la ley que orienta las motivaciones internas de felicidad ni la lógica que nos dicte cómo debemos conectarnos con la casa común. Podemos construir una “aldea educativa” donde se generen nuevos aprendizajes, nuevos motores internos de respeto, bien común y de cuidado, y desarrollar nuevas prácticas que nos ayuden a crear alianzas de humanización, de justicia, de paz y de fraternidad con los demás y con la casa común que llamamos cariñosamente Madre Tierra.

Tenemos un llamado a construir una mejor vida interior en el sentido de generar otra lógica, otra mentalidad, otras convicciones de compromiso y responsabilidad con nosotros mismos, con los demás y con la casa común.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.
Tienes que aprobar los términos para continuar