Las nuevas tecnologías son un aliado de la educación en la fe como instrumento de evangelización para llevarnos al encuentro fraterno, solidario y trascendente


Maestro(a) de educación en la fe:

Sabemos que estás en un momento clave de planeación para el próximo ciclo escolar. Queremos hacerte saber que no estás solo en esta aventura de la educación. Como editorial, tenemos mucho interés en acompañarte y por eso queremos compartirte algunos tips que seguramente te serán de gran ayuda o, por lo menos, de inspiración para planear tu nuevo ciclo escolar que ya está en puerta.

En este tiempo de planeación, muy importante para lograr el éxito deseado, queremos que pongas el acento en estos tres conceptos que son claves para la Nueva Normalidad Educativa:

-La Cultura del Encuentro

-La alianza entre la escuela y la familia

-La educación ecológica

En cuanto a los medios de planeación, recuerda incluir todos los recursos a tu alcance, como el WhatsApp, Zoom, correo electrónico, videos, audios e imágenes. Los tiempos han cambiado y nos exigen adaptación a nuevos y maravillosos (siempre que sean bien utilizados) medios de comunicación; porque nos permiten encontrarnos, aunque estemos, físicamente, en el otro lado del mundo.

  1. La “Cultura del Encuentro”

Esta es una de las principales frases que definen al pontificado actual del papa Francisco. En este sentido, se puede decir que es el responsable de que se haya puesto de moda.

La Cultura del Encuentro no es algo nuevo para el mundo ni para la Iglesia. Es un mensaje que ha estado presente desde el mismo comienzo de la humanidad y relatado en cada página de la Biblia. Si nos fijamos en el AT, allí el Dios que se muestra es alguien que se autopresenta y dice su nombre: Yahvé; sale al encuentro del hombre y habla con ellos como amigos, como dice el documento eclesial Dei Verbum (sobre la divina revelación). Yahvé, Dios, expresa su deseo y su amor por la humanidad.

En el NT vemos que esa actitud se hace más palpable aún en la persona de Jesús; hasta el punto que los biblistas definen a Jesús como el ser-para-los-demás; el ser-del-encuentro. Podemos decir que toda la vida de Jesús fue generar encuentros con Él. Para Jesús lo más importante es encontrarse con la persona, especialmente con el más necesitado de ayuda: el perdido, el pecador, el que anda lejos de casa (Lc 15).

Entonces, ¿qué significa encontrarnos? ¿Cuál es el contenido de dicha expresión? La experiencia del encuentro, según B. Andrade, tiene cuatro características:

  • El encuentro es único: la persona que está conmigo, en este momento.
  • El encuentro es mutuo: cuando el otro me acepta a mí como yo lo acepto.
  • El encuentro es libre: es un don, un libre ofrecerse al otro.
  • El encuentro es creador: ilumina y transforma la realidad personal.

La Cultura del Encuentro, que lejos de ser sólo un concepto, significa una nueva forma de vida y modo de actuar con relación a los otros en comunidad. Significa ver y asumir que las demás personas son mis hermanos de verdad, y no sólo como idea o concepto. Implica salir de nuestra comodidad e ir al encuentro del otro, y dejar al otro ser como es, no imponerle nada. El otro es hijo amado de Dios, único, especial; el otro es alguien como yo, es mi hermano. Compartimos la misma casa que se llama Planeta Tierra, la misma nación, el mismo territorio, el mismo Dios, aunque con otro nombre.

Así debería ser la catequesis para el próximo ciclo escolar. Más que ofrecer contenidos, habría que cuidar nuestras relaciones con nuestras alumnas y alumnos. En nuestra planeación deberíamos incluir estas preguntas:

  • ¿Cómo le hago para generar encuentros con mis alumnos(as)?
  • ¿Qué medios podrían ayudarnos a encontrarnos mejor entre nosotros, con Dios?
  • ¿Cómo el Internet y las redes sociales (WA, FB, IG) puede ayudarme para encontrarme con los niños(as)?

  1. La alianza entre la escuela y la familia

La experiencia que acabamos de contarte ¿cómo sería si la trasladamos a nuestra familia? ¿Y con el resto de la vida escolar? La primera imagen es de una comunidad alegre, comunicativa y realizada. No habría tanta hambre, ni tanta sed, ni tanta violencia porque, como dice el profeta, “todos conocerán a Dios”.

Quizá el primer lugar donde deberíamos hacer realidad esta experiencia del encuentro debería ser en nuestra familia; porque es nuestro núcleo social más básico y cercano; porque nos conocemos; porque somos hijos, hermanos, primos y nos amamos de verdad. Y si no es pleno, al menos lo intentamos.

Creemos que, el segundo espacio donde deberíamos practicar esta experiencia es en la escuela. Porque “… la escuela católica es una comunidad de fe que tiene como base un proyecto educativo caracterizado por los valores evangélicos” (Nuevo Directorio de catequesis no. 310). Es el lugar de aprendizaje de valores, más que de conceptos, y uno de sus objetivos principales es ser el lugar-de-encuentro con las personas, con los aprendizajes, con los nuevos avances de la ciencia y la tecnología.

Igual que en el apartado anterior, deberíamos hacernos las siguientes preguntas al momento de hacer la planeación anual:

  • ¿Cómo hacer que la familia y la escuela sean lugares de encuentros?
  • ¿Qué contenidos habría que enseñar para los niños/as se sientan personas valiosas en la escuela y en su familia?
  • ¿Qué medios (dinámicas, digitales) pudieran facilitar experiencias de encuentros?

  1. La educación ecológica

Hoy sabemos que el problema de la ecología no es solo es una cuestión ética, sino una cuestión de vida. Y en el fondo nos encontramos con un problema de relación.

Nos enseñaron que la Tierra es una “cosa” ajena a nosotros. Y resulta que, desde nuestra armadura, nosotros no solo participamos, sino también somos Tierra, humus. Necesitamos aprender a cantar como el santo de Asís: “la Tierra es nuestra madre”. Nosotros no la tenemos a ella, sino es justamente a la inversa: ella nos tiene a nosotros, nos cuida, nos alimenta, nos carga entre sus brazos. Por eso, hay que respetarla, cuidarla, amarla como nuestra madre. Así, no la violentaremos, sino llevaremos una relación de respeto, de agradecimiento, y quizá de adoración.

Fue difícil la lección, pero quizá después de esta pandemia, ahora ya no tiraremos tanta basura ni talaremos bosques enteros. Quizá seremos más atentos y agradecidos porque está en juego nuestra vida y la de todos los seres que Dios ha creado, y que desde el principio nos pidió su ayuda para cuidarla y hacerla próspera en bien de todos.

Por eso es importante incluir en la planeación conceptos que respondan a las siguientes preguntas:

  • Incluir conceptos de cuidado, relación y respeto por nuestra Madre Tierra.
  • ¿Qué medios serían los más apropiados para amar y respetar nuestro planeta?
  • ¿Qué compromisos deberían asumir los pequeños para tener evidencias concretas y sencillas de su aprendizaje?

La Cultura del Encuentro es un cambio de mentalidad nada fácil para nadie, pero lo bueno es que ya nos dimos cuenta de la urgencia de hacer esta transformación. Ojalá que tú, colega mistagogo en la fe, por el bien de todos participes en la construcción de espacios de encuentro; ya sea en casa, en la escuela y en la vida diaria. Si hacemos esto y logramos contagiar a otros, como son los niños(as), de hacer lo mismo, quizá la misma vida nos premiará con más alegría o con más belleza que ni siquiera hemos soñado.

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