Morir, se trata, sencillamente, de abandonar el cuerpo físico, como una mariposa abandona su capullo de seda

Elizabeth Kübler Ross (médico y siquiatra)

 

 

Hay un tema que, por ser natural, nos debe interesar a todos reflexionar. Es un momento de la existencia al que todos los seres vivos, más tarde o más temprano, llegamos: la muerte como límite de la vida.

Actitudes y reacciones ante la vida y la muerte

Es evidente que el concepto y las actitudes de nosotros, los seres humanos, ante la muerte y ante la vida misma han venido evolucionando y cambiando en los últimos siglos y, sobre todo, en las últimas décadas.

Los expertos que saben de esto utilizan dos palabras para expresar las dos actitudes extremas del hombre moderno ante la muerte: Tanatofobia (el miedo exagerado a la muerte que lleva a su rechazo y/o negación) y tanatofilia (el deseo enfermizo de morir que puede llevar al suicidio). Entre estas dos, enlistan una serie de conceptos y actitudes que van desde el pánico a la simple mención de la palabra muerte (que quizá no es tanto por la muerte misma como por la conciencia que tenemos respeto de nuestra muerte), hasta el aceptar la palabra muerte, pero como algo lejano e indirecto a nosotros o como algo meramente aleatorio, como la suerte, que difícilmente nos tocará.

Existen, es cierto, personas que afrontan la realidad de la muerte de una forma “racional y juiciosa”, que les permite aceptarla como término natural de la vida, de la misma manera que el nacimiento de un nuevo ser es el comienzo natural de una nueva vida. Esta, según los expertos, es la actitud más saludable, aunque no necesariamente la más común, porque en nuestra cultura no suele haber una buena formación que en el transcurso de la vida nos prepare naturalmente para la muerte.

Pensamientos y reflexiones para confrontar el fallecimiento

Sin duda alguna, conviene, en algún momento de nuestras vidas, hacer un alto y reflexionar sobre las actitudes y reacciones tan diversas y extremas que se pueden tener ante la muerte. De alguna manera, ser conscientes de nuestro desenlace y confrontar las posibles realidades nos hace crecer como personas. Para ello te compartimos las siguientes reflexiones:

  • No podemos negar que la urgencia primaria que impulsa a todo ser vivo es, precisamente, continuar vivo y, por tanto, no considerar como real aquello que pueda significar un riesgo o una amenaza para continuar en la vida. Pero eso no justifica las actitudes de rechazo y negación, que son meramente subjetivas, sin fundamento, y alejadas de la realidad.
  • Nos guste o no, la muerte es, de todas las certezas, la más cierta. Basta con abrir los ojos y la mente y contemplar la realidad que sucede en el mundo de todos los seres vivos: el nacer es tan natural como el morir, tan natural el comenzar a vivir como natural el dejar de vivir. Llega cuando la muerte nos toca de cerca.
  • La muerte es el momento terminal del proceso natural de la vida, tan cotidiano y natural como el momento del nacimiento. Esto se puede ver y casi palpar en la realidad; el problema surge cuando la muerte nos toca de cerca, directa o indirectamente, porque en ese momento nos vemos presa de una serie de sentimientos de fragilidad, vulnerabilidad, ansiedad, tristeza y amargura y no estamos preparados para afrontarlos y vivirlos razonable y equilibradamente. No quiere decir que no valoramos el dolor y la amargura que naturalmente tenemos en las pérdidas, sino que consideramos que deben vivirse razonable y equilibradamente.
  • La muerte es la forma natural de cerrar el ciclo de la vida. Es el pensamiento que Kübler Ross, referente mundial del tema de la muerte y su proceso, expresa frecuentemente en sus escritos. Es toda una convicción de esta doctora y siquiatra. La muerte es un momento duro, tanto para el que se va como para los que se quedan, quizá por eso es algo que no se puede comúnmente mencionar en muchas sociedades, sin embargo todo este tiempo de pandemia ha abierto nuestras vidas al hecho de que, queramos o no, nos guste o no, todos, tarde o temprano nos vamos enfrentando, directa o indirectamente, al evento de la muerte como cierre natural y terminal del ciclo de toda vida.
  • El parto lo vemos como la forma natural de llegar a la vida, ¿por qué no podemos ver la agonía y la muerte como la forma natural de salir de la misma vida? Todo tiene un ciclo que inicia y termina, que se abre y se cierra: el sol sale y se pone; la flor nace y se abre, se marchita y se muere. Investigadores en ciencias médicas nos dicen que los seres humanos no somos la excepción, una vez que nacemos empezamos inevitablemente a morir.

Ocupémonos de vivir, no nos preocupemos de la muerte

Estamos seguros que estos pensamientos son una ayuda para tener una visión más realista de la muerte, como una realidad natural de la vida.

Por eso mismo, es mejor acostumbrarnos a pensar y hablar, con inteligencia y naturalidad, sobre la verdad de la vida, considerando siempre su principio y su fin como algo natural. Es saludable asomarnos frecuentemente a nuestra propia muerte; nos ayudará a aprovechar mejor el tiempo que nos va quedando y a vivirlo con más conciencia de lo que somos y a qué vinimos a la vida. No nos preocupemos temerosamente de la muerte, más bien ocupémonos de vivir cada momento de nuestra vida como preparación natural para nuestra muerte.

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