Así se organiza el grupo de personas que animan las celebraciones de la comunidad cristiana


No se nos pide que seamos inmaculados, pero sí que estemos siempre en crecimiento, que vivamos el deseo profundo de crecer en el camino del Evangelio, y no bajemos los brazos. Lo indispensable es que el predicador tenga la seguridad de que Dios lo ama, de que Jesucristo lo ha salvado, de que su amor tiene siempre la última palabra…El Señor quiere usarnos como seres vivos, libres y creativos, que se dejan penetrar por su palabra antes de transmitirla (Evangelii gaudium, 151).

Toda comunidad cristiana debería tener un equipo de liturgia por 3 razones fundamentales: por una necesidad pastoral, por ser un derecho de la comunidad de ser formada litúrgicamente, y por el reto de vivir lo que se celebra de cara a la comunidad. Pero para que este equipo realmente de los resultados deseados tiene que estar muy bien organizado y motivado, de tal manera que realice bien su tarea de animar las celebraciones litúrgicas.

El equipo de liturgia es un grupo de personas que se interrelacionan en forma organizada para alcanzar una meta común. Cada una de las personas que lo conforman aporta su propio valor humano y cristiano, su experiencia y su representatividad, su conocimiento de la comunidad y la realidad que viven, su cultura y su historia. Y todo eso lo ponen en común para animar las celebraciones de la comunidad.

Despertar el interés de la comunidad

Como equipo de liturgia ¿cómo podemos despertar el interés de la comunidad? Para ello puedes seguir alguna de estas 3 recomendaciones:

  1. Organizar un curso de liturgia abierto a toda la comunidad. El objetivo sería entusiasmar a un grupo de personas para luego escoger a los interesados.
  2. Invitar a algunas personas que conocen la comunidad, conocen la realidad o tienen una experiencia pastoral, y delegarles un servicio concreto que les gustaría hacer, por ejemplo, de lector. E introducirlos poco a poco en el gusto de leer para la comunidad. O también puede ser la de recepcionista: recibir a las personas, saludarlas e ir acomodándolas en los lugares.
  3. Finalmente, pedirle a la comunidad que elija o delegue a las personas que cree las más idóneas. O tal vez combinar estas tres formas de comprometer a las personas.

Los medios para ello, pueden ser también varios: invitar, al final de la misa, a una breve reflexión sobre la importancia de dinamizar la participación de todos en la comunidad. También podemos poner algunos carteles, invitando a reflexionar sobre el servicio a la comunidad. O quizá haciendo uso de las redes sociales, enviando una invitación a participar más de cerca en la comunidad.

Tener un plan de formación litúrgica

El papa Francisco habla de la formación litúrgica para el servicio: “La Iglesia tendrá que iniciar a sus hermanos -sacerdotes, religiosos y laicos- en este «arte del acompañamiento», para que todos aprendan siempre a quitarse las sandalias ante la tierra sagrada del otro (cf. Ex 3,5). Tenemos que darle a nuestro caminar el ritmo sanador de la “projimidad”, con una mirada respetuosa y llena de compasión pero que al mismo tiempo sane, libere y aliente a madurar en la vida cristiana” (Evangelii gaudium, 169).

También el documento sobre la liturgia Sacrosantum concilium, 29, afirma: este equipo debe “estar profundamente penetrado de espíritu litúrgico y preparado para ejecutar su tarea de manera perfecta y ordenada”. Es decir, que debemos seleccionar bien a las personas.

De lo anterior podemos deducir cuatro aspectos para la formación litúrgica:

  1. Formación práctica


Algunas preguntas que deberían ir encontrando respuestas.
Profundizar en el sentido y misterio de la liturgia

  • ¿Qué es la liturgia?
  • ¿Qué celebramos en la liturgia?
  • ¿Quién celebra?
  • ¿De qué manera Cristo está presente en la liturgia?
  • ¿Cuál es el sentido de la liturgia de la palabra? ¿de la eucaristía? ¿del bautismo? ¿del matrimonio? ¿de la unción de los enfermos?
  • ¿Cómo se relaciona la vida litúrgica con la vida personal y social?

Profundización sistemática en Biblia y teología

  • Deberá tener una profundización bíblica y teológica.
  • Acompañar el caminar de la Iglesia en América Latina y en su diócesis.
  • Estar atento a los acontecimientos sociales, políticos y culturales.

Toda esta formación debe estar imbuida de una espiritualidad cristocéntrica

  • Encender el fuego y el dinamismo del Espíritu Santo…
  • En las oraciones, porque se dirigen al Padre.
  • En las lecturas, con el “peso” que debe tener la Palabra de Dios en nuestra vida.
  • En la recepción de la comunión, con la debida conciencia.

Esta iniciación al misterio de la liturgia, la participación en la vida de Dios, debe realizarse en la catequesis, pero además los grupos y movimientos deben dar a sus miembros la oportunidad de profundizar progresivamente su vida de comunión y compromiso con el Padre, por Cristo, en el Espíritu Santo, pues esta es la base de nuestra fe, de nuestra liturgia y de nuestra acción como cristianos. Donde falte esta base, será muy difícil conseguir una liturgia orante. El mismo equipo de liturgia deberá profundizar en el sentido y aprender a expresarse en oraciones, cantos, silencios, gestos ante Dios, pues de su ejemplo y de su manera de participar se aprovechará toda la comunidad.

Acompañamiento del equipo litúrgico

Como sabemos, el primer animador, promotor y director de la liturgia en cada comunidad cristiana debe ser el párroco. El equipo litúrgico es parte, miembro de la comunidad y con su ministerio quieren favorecer que toda la comunidad se abra a la sociedad y al mundo en general.

Teniendo como acompañante al párroco, cada equipo litúrgico debe buscar la mejor manera de organizarse para:

  • Los días de estudio.
  • Adquirir libros, videos, blogs o páginas de internet.
  • Hacer un curso de formación sistemático. La ventaja es que ahora hay muchas opciones en línea.

Conviene recordar dos detalles:

  • Que la formación debe ser permanente: siempre hay algo nuevo que aprender. Y siempre podemos hacer las cosas de la mejor manera. Hay que estar al día.
  • Que la mejor manera de aprender es cuando la acción acompaña a la reflexión, y viceversa. Los problemas que vamos encontrando en la práctica deberán dictar los temas de nuestro estudio y profundización.

Estos dos motivos, la formación permanente y la acción-reflexión, hacen necesaria la reunión del equipo y la planificación de su acción.

Como puedes ver, organizar un equipo de liturgia, formarlo y hacer que en la comunidad haya dinamismo y participación, no resulta tan difícil. Es cuestión de tomar la decisión y empezar a contagiar a otras personas para hacerlo realidad. Esperamos que estos tips sean de tu agrado y te ayuden en tu tarea misionera.

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