Tienes que conocer la secuencia didáctica más adecuada para que los niños de primaria tengan una mejor experiencia de fe



Estamos próximos a iniciar un nuevo curso y como educadores es muy importante tener claro el contenido que vamos a enseñar, cómo lo vamos realizar y el tiempo que le vamos a dedicar a cada tema. Los métodos y técnicas de enseñanza que vamos a implementar es lo que conocemos por didáctica. Para la pedagogía de la fe, es una cuestión muy importante porque nos permite llegar a la meta sin tanto rodeo, buscando e implementando los sistemas más adecuados para la materia de educación religiosa, que son particularmente distintos a los de otras materias. Es por eso que te invitamos a reflexionar sobre ella.

 

¿Qué es la didáctica?

Según los expertos la didáctica es una disciplina de la pedagogía que permite abordar, analizar y diseñar los esquemas y planes destinados a plasmar las bases para un mejor aprendizaje. En relación con la educación en la fe, la didáctica se ocupa de los instrumentos, herramientas, técnicas y materiales para que el aprendizaje de la fe sea eficaz y significativo.

Una de sus herramientas es el orden didáctico de la planeación de cada encuentro.

Una secuencia es una sucesión de elementos o momentos que mantienen un vínculo entre sí. En ella se contemplan las técnicas, los materiales y las pautas que favorecen el proceso educativo.

Así la secuencia didáctica hace referencia al conjunto de actividades educativas que, encadenadas, permiten abordar de distintas maneras un objeto de conocimiento. Todas las actividades deben tener un hilo conductor que posibilite a los estudiantes desarrollar su aprendizaje de forma articulada y coherente.

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Pistas para desarrollar una secuencia didáctica en la fe

La clave está en planear bien todo lo que vamos a desarrollar, que se puede sintetizar en tres ideas: el contenido o el tema principal, las actividades con sus recursos y la distribución de los tiempos.

Hay algunas excepciones, pero lo normal es que a esta enseñanza se le dedica en los colegios unos 50 minutos a la semana. Con mayor razón, hay que aprovechar al máximo este tiempo. (Entre paréntesis están los tiempos recomendados para cada paso de la sesión).

  1. La vida de nuestros educandos es el punto de partida (10 min.)

Para planificar y desarrollar una secuencia didáctica, es importante tener en cuenta no solo cuál es el tema fundamental a tratar, sino el grado de conocimientos que los educandos tienen sobre el mismo.

  • Lo mejor sería que antes de planear platicáramos con el grupo o realicemos un test para tener una idea de cómo llegan nuestros alumnos.
  • Lo siguiente es tener en cuenta sus intereses. De este modo, podemos plantear un tipo de actividades que cautive su atención, y de ese modo la secuencia didáctica dará los resultados esperados al ofrecer a los educandos un aprendizaje verdaderamente significativo.
  1. Analicemos el tema teniendo como luz la enseñanza de Jesús (20-30 min.)
  • Partiendo de lo que nuestros alumnos compartieron, que pudieron ser respuestas o nuevas preguntas, conclusiones, dudas o anécdotas, en este momento los invitamos a dar un paso más y les presentamos algún pasaje bíblico, preferentemente del Nuevo Testamento, relacionado con el tema planteado.
    • Se lee el pasaje bíblico una o dos veces, si es necesario, o se dramatiza si fuera posible.
    • Platicamos con los niños y niñas, teniendo como trasfondo lo que compartieron, y así podemos preguntar: ¿Cómo se imaginan que reaccionaría Jesús? ¿Qué palabras nos diría a nosotros? ¿Qué nos dice en nuestro caso la actuación de Jesús?
    • Aquí se pueden organizar trabajos por equipos, con una actividad diferente para cada equipo: unos pueden inventar una canción o adaptar el mensaje a alguna música que ya conocen. Otro equipo puede hacer un cartel con la enseñanza que sacaron del tema y lo pueden poner en algún lugar del salón o publicarlo en el Facebook del colegio. A los niños que les guste dibujar, pueden hacer un breve cómic. Otros pueden organizar una representación del pasaje analizado.

    Lo ideal es permitir que los niños y niñas expresen lo que han descubierto o aprendido del tema con una actividad en equipo como puede ser cantar, dibujar, actuar o interactuar en redes sociales.

    • Como maestros, podemos cerrar este momento haciendo un mapa mental o resaltando dos o tres ideas claves para que los niños se lleven algo concreto.

    Si trabajan con algún libro, este es el momento de pedirles que completen las actividades propuestas.

  1. Generamos compromiso haciendo equipo con Jesús (5-10 min.)
  • Como te lo platicamos en otro artículo, el descubrimiento de sentirnos amados por Jesús y por Dios no es para quedarnos callados, encerrados ni seguir haciendo lo mismo de antes. Eso no es propio de un cristiano. El Evangelio nos impulsa a salir, a ir al encuentro de los demás para compartir lo que hemos descubierto. Es por eso que, en este momento, puedes pedirles que se expresen, a partir lo descubierto. Y ahora, ¿qué podemos hacer? Motiva a tus alumnos y alumnas a que contesten alguna de las siguientes preguntas:
    • Yo entendí… Y puedo hacer tal actividad…
    • Puedes ayudarlos a concretizar: ¿Qué podemos hacer en el colegio, en la casa, con los niños de la calle, en la iglesia…?

    Ayuda mucho poner como ejemplo algo que uno como maestro ha hecho, o hace. Esto les ayuda a entender que la fe es parte de la vida; pero también que su maestro(a) sueña, se compromete y ellos también lo pueden hacer.

  1. Celebramos lo aprendido para agradecerle a Jesús su presencia y su ayuda (5-10 min.)

Los discípulos de Jesús “lo reconocieron al partir el pan”. Maestra o maestro, busca siempre, antes de finalizar la reunión con tus alumnos, un momento para hacer silencio y escuchar lo que Dios nos habla. Este momento puede ser muy significativo porque los introduce en el ambiente propio de la fe. De hecho, puedes ponerle un nombre a este momento, por ejemplo, “El tiempo de Dios” o “El encuentro con nuestro amigo Jesús”.

  • Pídeles que cierren sus ojos.
  • Que hagan silencio. Si les cuesta trabajo, enséñales la técnica de la respiración.
  • Pídeles que expresen una palabra de agradecimiento por lo que aprendieron, lo que les gustó del tema. Dales ejemplo, haciéndolo tú misma/o, porque al principio no se animan.
  • Puedes concluir con la oración del Padrenuestro o la del Avemaría. O alguna otra que ya hayan aprendido.

Si tienes tiempo, lo ideal sería, para finalizar, pedir a unos tres niños que evalúen la sesión:

  • ¿Qué les ayudó a comprender el tema? (Mencionar alguna de las actividades).
  • ¿Cómo estuvo la participación de todos (calificar del 1 al 10)?

¿Cómo podemos mejorar para la próxima reunión? (Dar alguna sugerencia).

Esta estructura para las sesiones de educación en la fe es la que utilizamos en Dabar. La didáctica de la fe es muy valiosa porque nos permite prever todo lo que vamos hacer en el encuentro: el material, la temática, las actividades a realizar, así como los recursos y los tiempos para lograr los aprendizajes esperados. Una buena planeación puede ayudar a que los educandos no se distraigan y participen.

Esperamos que estas reflexiones abonen en tu quehacer catequístico en favor de los niños y niñas. Nos dará mucho recibir algún comentario tuyo para seguir enriqueciendo nuestra labor y compartirlo con otros colegas que quizá estén buscando cómo hacer mejor su tarea.

2 Comentarios. Dejar nuevo

  • María Juana Maricela
    22 agosto, 2022 6:51 pm

    Son de gran ayuda las pistas que se recomiendan para el desarrollo de la secuencia didáctica, sobre todo para quienes iniciamos esta labor escolar. Gracias. Creo que esta secuencia didáctica podría emplearse también con secundaria o ¿Sería una secuencia diferente?

    Responder
    • Nos alegra mucho que la información te sea de mucha ayuda, María. Sin duda es algo que también puedes aplicar para nivel secundaria.

      Responder

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