Los problemas más comunes que los colegios católicos enfrentan para la formación en la fe de sus alumnos en este momento


“La educación se presenta hoy como una tarea compleja, desafiada por los rápidos cambios sociales, económicos y culturales”

 Congregación para la Educación Católica, Circular 520/2009-1.

                                                  

Hablando de la educación en general, parece ser que todos los implicados están de acuerdo en que educar, haciendo escuela, es una tarea especialmente difícil en los tiempos que actualmente corren. ¿Por qué? Desde nuestra experiencia vemos 2 razones fundamentales:

  • Porque en la actualidad, las ciencias de la educación han ampliado su ámbito de interés, ya no solo a los niños y maestros, sino también a diversas etapas de la vida y a los diferentes ambientes y situaciones más allá de la escuela. Esto plantea nuevas necesidades que exigen nuevos contenidos, nuevas competencias y nuevas figuras educativas.
  • Porque hoy, los medios de información social, consciente o inconscientemente, están permeados de un difuso subjetivismo de un relativismo moral y hasta de un cierto pensamiento nihilista, en los que se manifiesta la crisis de valores que estamos padeciendo. Lejos de la perspectiva del <<desarrollo para todos>>, lo que se está viviendo es una acentuación de la diferencia entre sociedades ricas y sociedades pobres, y oleadas migratorias masivas de las segundas hacia las primeras. Y es que los fenómenos derivados de la pluriculturalidad (la plurirracialidad, la plurietnia y la plurirreligiosidad) plantean, quizá, la necesidad de sistemas educativos incluyentes y polivalentes.

Hablando de la educación religiosa, ya de suyo deficiente, se agrava cuando hablamos de la formación en la fe dentro de los colegios católicos como consecuencia de la <<emergencia educativa>> general que la afecta de diversas formas:

 

  • La escuela católica está obligada a recibir, relacionarse y dar respuesta a niños, adolescentes y jóvenes que viven y padecen las dificultades de los tiempos actuales. Consecuentemente, sus formadores se enfrentan con alumnos que rehúyen el esfuerzo de formarse, incapaces de sacrificio, inconstantes y carentes de modelos familiares y sociales a los que referirse.
  • Con frecuencia, llegan a estas escuelas alumnos y alumnas que son indiferentes y carecen de la más mínima formación religiosa o moral. Muchos alumnos y sus familiares son apáticos ante la formación ética y religiosa. Solo esperan y exigen de la escuela un alto nivel de capacitación profesional amparado por un diploma o calificación.
  • Esto, muchas veces, produce en los formadores de la fe un cierto <<cansancio pedagógico>> que se añade a las crecientes dificultades y hace cada vez más difícil encontrar profesores-educadores para la materia de religión.
  • Paradójicamente, la escuela católica, cuya característica habría de ser <<escuela para todos>>, se ve obligada a provocar una indeseada selección de alumnos en función de los recursos que sus familias tienen para pagar su educación. Entonces, las diferencias económicas contribuyen a la difícil tarea de mantener el creciente nivel de enseñanza y atención educativas que los nuevos tiempos exigen. Se convierte así en un enorme reto el compaginar esto con el Evangelio de Jesús en el que se pretende educar.

 

En fin, estos son los problemas más comunes para la formación en la fe que enfrentan los colegios católicos. Son problemas difíciles de resolver, pero tienen que verse como retos y desafíos a superar, no solo para la escuela católica sino también para las comunidades cristianas. Y todos los esfuerzos y contribuciones son necesarios.

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