El propósito y las prácticas de la pastoral de la salud en la Iglesia católica y cómo ayuda a sanar a las personas en cuerpo y alma


“La salud del ser humano, de todo el ser humano, fue el signo que Cristo eligió para manifestar la cercanía de Dios, su amor misericordioso que cura el espíritu, el alma y el cuerpo.”

Papa Benedicto

La pastoral de la salud es una de las áreas más importantes de la acción pastoral de la Iglesia católica. Se trata de una vocación de amor y servicio que busca cuidar la salud física y espiritual de las personas enfermas, ancianas o necesitadas. A través de la pastoral de la salud, la Iglesia busca acompañar a los enfermos y sus familias en momentos difíciles, brindando consuelo, esperanza y la posibilidad de encontrar la paz interior.

La salud es lo más valioso que tenemos y por eso hay que cuidarla por todos los medios que tenemos a nuestro alcance. Pero llega un momento que normalmente no esperamos, en el que la enfermedad se nos presenta y tenemos que enfrentarla, sea en nuestra persona, o en un familiar, un amigo o un conocido. Descubrimos así que el dolor y la enfermedad son parte de nuestra vida. Y la iglesia, como buena madre, por ser parte esencial de su misión, cuida de nuestra salud. A esta acción de atención, cuidado y acompañamiento del enfermo y sus familiares es lo que se llama pastoral de la salud.

El marco de referencia que tenemos para comprender bien el dolor y realizar de la mejor manera nuestra misión, es la actitud de Jesús hacia los enfermos, los que sufren, los que lloran a causa de algún dolor. Si atendemos a los evangelios y nos fijamos en «lo que él hace» descubrimos que una de las actitudes más recurrentes de Jesús es atender a este tipo de personas: “curaba en el pueblo todas las dolencias y enfermedades” (Mateo 4,23).

“El amor de Jesús a los hombres es, en su última esencia, amor a los que sufren, a los oprimidos. El prójimo para él es aquel que yace en la miseria y el sufrimiento (cf. Lc 10, 29 ss).

¿Qué es la pastoral de la salud?

«La pastoral de la salud es un ámbito evangélico por excelencia que recuerda la obra de Jesús, buen samaritano de la humanidad» (Papa Benedicto XVI, Pastoral de la salud: ámbito evangélico por excelencia, 2007).  Y es que si releemos los evangelios encontramos que «Cuando (Jesús) pasaba por los pueblos de Palestina anunciando la buena nueva del Reino de Dios, acompañaba siempre la predicación con los signos que cumplía sobre los enfermos, curando a todos los que eran prisioneros de todo tipo de enfermedades y dolencias» (Papa Benedicto XVI, La pastoral de la salud, caricia de Dios para los enfermos, 2007).

En esto consiste la pastoral de la salud: en hacer presente a Jesús en medio del dolor. Podemos decir que actualiza la práctica de Jesús con los hombres y mujeres que padecen cualquier dolencia. Acompaña a las personas con su presencia para decirles que no están solos, sino acompañados por el Dios de la vida.

Quizá no podemos resolver algo en concreto en cada situación, pero nuestra presencia puede hacer más llevadero el dolor del hermano o hermana. Nuestra presencia dice que la vida es posible, que la vida vence al dolor.

En este sentido, todas las iniciativas de los cristianos en el mundo del dolor y la enfermedad deben tener un punto de referencia: el seguimiento de Cristo, a quien los Evangelios nos presentan como médico divino.

¿Cuál es el objetivo de la pastoral de la salud?

El papa Benedicto, en su encíclica Dios es amor nos da otros elementos que nos ayudan a profundizar en la pastoral de la salud: hacer presente a un Dios misericordioso en favor de las personas que padecen. Así, la pastoral de la salud es el cuidado integral de la persona, que en términos bíblicos se expresa con “espíritu, alma y cuerpo”. A Dios le interesa la persona en su totalidad. Jesús lo revela así en todo su actuar perdonando a los pecadores, curando sus dolencias y restituyéndolas a la comunidad.

El objetivo principal de la pastoral de la salud es cuidar la vida, la salud integral de toda persona, teniendo como ejemplo las actitudes y gestos de Jesús. Esto lo iluminan bien las palabras del papa Benedicto: «Los agentes sanitarios cristianos saben bien que se da un lazo íntimo e indisoluble entre la calidad de su servicio profesional y la virtud de la caridad a la que Cristo les llama: con el buen cumplimiento de su trabajo llevan precisamente a las personas el testimonio del amor de Dios» (Papa Benedicto XVI).

El fin de la pastoral es lograr que trascienda el obrar comunitario en los servicios de salud siendo capaces de reconocer a Dios en el otro, especialmente en el que sufre y necesita consuelo en cada uno de los espacios de atención medica por más sencilla que parezca.

¿Cuáles son los servicios pastorales de salud de la Iglesia católica?

La Iglesia realiza esta misión a través de varias actividades, entre las que podemos resaltar las siguientes:

Pone a la persona en el centro y pide a Dios por ella: «La pastoral de la salud puede sacar continuamente fuerza precisamente de la Eucaristía para socorrer eficazmente al ser humano y promoverle, según la dignidad que le es propia» (Papa Benedicto XVI, La pastoral de la salud, caricia de Dios para los enfermos, 2007)

  • Ofrece un espacio especial de encuentro y de diálogo por el enfermo: «En los hospitales y en las clínicas, la capilla es el corazón palpitante en el que Jesús se ofrece intensamente al Padre celestial por la vida de la humanidad» (Papa Benedicto XVI, La pastoral de la salud, caricia de Dios para los enfermos, 2007).
  • Ofrece al hermano que sufre la presencia de Cristo como alimento: «La Eucaristía, distribuida con dignidad y con espíritu de oración a los enfermos, es savia vital que les consuela e infunde en su espíritu luz interior para vivir con fe y con esperanza la condición de enfermedad y de sufrimiento» (Papa Benedicto XVI, La pastoral de la salud, caricia de Dios para los enfermos, 2007).
  • Hace realidad la pastoral de la presencia: estar ahí. Hay situaciones en las que ya no se puede hacer nada, humanamente hablando. Pero se puede hacer mucho estando ahí con el hermano que sufre, solidarizarnos con él. Humaniza el dolor. No toda pastoral es hacer, hablar, actuar. La paciencia, la escucha, la atención puede ser la mejor manera de hacer presente a Jesús quien, a partir de su resurrección, sabemos que permanece entre nosotros.

Y aunque haya un equipo que realiza esta misión tan necesaria en la comunidad eclesial, toda la familia y toda la comunidad humana estamos invitados a involucrarnos en ella. Es decir, todos estamos invitados a ser agentes del cuidado de la vida. Y es que ninguno de nosotros está exento de padecer en algún momento el dolor o la enfermedad. Y lo más seguro es que nos gustaría recibir un buen trato, digno, favorable. Y de esa manera sentir la mano de Dios en nuestra vida.

En Ediciones Dabar nos preocupa el dolor y nos sumamos por el cuidado de la vida. Creemos que una buena manera de ayudar a los hermano/as agentes de esta pastoral es ofrecerles libros que iluminen nuestra comprensión de la realidad del dolor y la enfermedad, nos animen a seguir comprometiéndonos por la salud y así promover una sociedad más humana, fraterna y saludable para todos.

Entre las soluciones que ofrecemos están estos libros:

Encíclica Dios es amor, papa Benedicto XVI.

Amor hospitalario, Mateo Bautista.

Cuando visites a un enfermo, Mateo Bautista.

Para mi amigo enfermo, Mateo Bautista.

¿Prueba Dios con el sufrimiento?, Mateo Bautista.

La alegría de darse a los demás, Teresa de Calcuta.

El ministerio de la vida, Leocir Pesini.

Humanización y cuidados paliativos, Leo Pesini, Luciana Betachini (orgs)

La fuerza de la ternura, Leonardo Boff.

En tiempos de dolor o enfermedad, Alaric Lewis.

Si pudiera vivir mi vida de nuevo, Rubem Alves.

La revolución del afecto, Savio Betancourt.

Taller del perdón, Daniel Olmos.

Saber perdonar, David W. Shellt

Si tienes algún comentario o duda sobre este tema, estamos atentos para acompañarte a encontrar una solución.

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