La acción y la causa misionera es el paradigma de toda obra de la Iglesia actual


“Ya no podemos quedarnos en espera pasiva en nuestros templos>hace falta pasar <<de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera”

(Papa Francisco La Alegría del Evangelio n.15)

Amiga(o) catequista:

Cuándo piensas, preparas y haces tu ministerio catequético, ¿te apercibes como misionera(o)? Hagamos conciencia de ello.

 

Una mirada al ambiente cultural y social que pide a gritos tu conciencia misionera

La Iglesia a la que pertenecemos, como institución y como “familia de los hijos de Dios”, vive necesariamente inmersa en la comunidad humana y, por tanto, tiene en sí misma una dimensión cultural y social y nosotros, en ella y con ella igual.

La cultura actual se va caracterizando cada vez más por la exclusión y el descarte, por una “globalización y progreso sin rumbo común”, por un “exceso de información, carente de sabiduría” y plagada de fake news, una “cultura invasora que quita la autonomía del pensar”. Una cultura “violenta en múltiples formas”.

Nuestras sociedades son cada vez más “líquidas y desarraigadas” porque la familia y los grupos humanos van perdiendo y desintegrando sus vínculos de hermandad, solidaridad y humanidad; no hay un proyecto común y nos desbordan los miedos y el desprecio a los otros; con unos “derechos humanos insuficientemente universales” y que no traspasan fronteras. Sociedades que piden a gritos la fe y la trascendencia, pero que les apena reconocerlo en público.

 

 

Lo qué pueden hacer tu conciencia misionera por la cultura y la sociedad

Mínimamente que te esfuerces por captar la luz de Dios en el rostro del hermano y sentirte íntimamente unido a él en esta humanidad; que “compartas con él sus alegrías y sufrimientos para intuir sus deseos y prestar atención a sus necesidades y le ofrezcas una amistad verdadera y profunda”

¡Da un paso al frente y avócate! Con aquellos que la Iglesia ha encomendado a tu cuidado, a “desarrollar el sentido de pertenencia a la Iglesia, el sentido de comunión con el Magisterio, con los pastores y con los laicos todos” y a que acepten la “corresponsabilidad eclesial” que ellos y tú tienen en “la edificación de la comunidad”, en la transmisión del evangelio y en la transformación de la sociedad en una para todos.

Enseña a los demás que no estamos hechos para estar solos ni querer hacer la vida solos, sino que todos necesitamos de todos y todos necesitamos de Dios.

 

 

Empieza por tus catequizandos

Enséñales a amarse a respetarse a incluirse mutuamente siempre. Instrúyelos a comunicarse, a dialogar y a expresar sus pensamientos y emociones con respeto y cariño.

Muéstrales, con tu ejemplo, cómo dejar la palabra para que ellos hablen y tú escuches, muéstrales cómo escuchar a Dios y como escuchar a los pobres y a todos los que tienen necesidad de ser oídos.

Finalmente, enséñales a trabajar en equipo y aplicar en ese trabajo todo lo anterior.

 

 

Por si quieres orar

Te recomiendo que, de tiempo en tiempo, reces con tus catequizandos la Oración al Creador, del papa Francisco en Fratelli Tutti. Así empieza:

“Señor y Padre de la Humanidad, que creaste a todos los seres humanos con la misma dignidad, infunde en nuestros corazones un espíritu de hermanos. Inspíranos un sueño de reencuentro, de diálogo, de justicia y de paz.”

 

 

Una reflexión final

Considerando todo lo anterior, ¿te sientes misionera(o)? ¿Te tomas en serio la misión de la Iglesia y la corresponsabilidad de enfrentar sus desafíos? ¿Cambiará, en adelante, tu forma de ejercer tu ministerio con las chicas y los chicos?

Cualquier duda, estamos para escucharte y servirte.