Cinco pasos para lanzar el plan de formación para la primera comunión en tu parroquia
Amigo catequista, para ayudarte a establecer un curso de educación en la fe con los interesados en realizar su primer encuentro con Jesús en la eucaristía, queremos explicarte las 5 acciones que te permitirán promover la catequesis en tu comunidad.
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Armen un equipo
Idealmente se necesitan 10 personas para seguir los criterios tomados de las catequesis del Papa Francisco, que iremos profundizando en la medida en que se consolida el equipo. Aquí nos gustaría comentar lo que urge para iniciar con el plan. Tres actividades con las que podemos empezar. La misma dinámica nos irá exigiendo otras acciones que iremos programando en la medida en que vayamos caminando.
- Conoce a tu equipo. Esto es lo primero que debes hacer cuando comenzamos una tarea con otras personas. Aún más tratándose de cuestiones fe, de acompañar, de motivar a otros hermanos y hermanas nuestras. Para esto hay muchas dinámicas muy interesantes que mucho pueden aportar (cfr Dinámicas para evangelizar, Ediciones Dabar).
- Identifica cualidades y fortalezas de los compañeros(as), para que con ellos se puedan delegar algunas responsabilidades.
- Empieza a crear comunidad con ellos. Comunidad en la Biblia significa tener un mismo sentir, un mismo querer, compartir. En nuestro caso tiene que ser servir a Jesucristo en la Iglesia, con los niños y niñas que vengan al encuentro.
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Armen el plan ideal
El segundo paso que hay que dar es interiorizar el plan escrito, que se hace partiendo de un análisis, compartiendo experiencias, revisando lo que ha hecho la diócesis o la parroquia en otros años.
La finalidad de analizar este plan es para estar en sintonía y desempeñar la misión de la mejor manera. Recuerda que ser catequista nace de un llamado que Dios nos hace de manera personal. No cualquiera escucha el llamado y tampoco la mayoría responde a dicha invitación.
Si ya conocen el plan, ahora pueden delegar algunas tareas. Alguno puede tomar nota de los acuerdos de las reuniones; a otro se le puede facilitar hacer dinámicas o animar cantos; alguna puede tener más herramientas a la hora de analizar un pasaje bíblico. Todos y todas pueden tener alguna tarea en las reuniones o con respecto a los catequizandos.
Deleguen tareas y así hacen comunidad, dando cada uno lo mejor de sí. Además, ninguno puede hacer todas las actividades que se necesitan en el grupo.
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Inviten a la comunidad
El tercer paso puede ser el de la propaganda. Dar a conocer el plan a nivel familiar, parroquial y en toda la comunidad. Quizá dar el primer banderazo en una celebración. Al final de esta, previo acuerdo con el que preside, solicitar el micrófono y anunciar algo parecido a esto: “A partir de este fin de semana queremos invitar a los niños y niñas que tengan entre 8 y 9 años, que ya pueden inscribirse para prepararse a su primera comunión. También pedimos a los padres de familia que nos ayuden e inviten a los niños/as de la comunidad a que se anoten para vivir esta experiencia de venir a la iglesia y de conocer un poco más de Jesús, que quiere ser nuestro amigo”.
Palabras más, palabras menos, este puede ser el contenido a plasmar en diferentes formatos: en cartulinas fuera de la parroquia, en el mercado, la tortillería… Pueden invitar a algunos niños o niñas que les guste dibujar a que hagan en la computadora alguna invitación y que podamos compartir por WhatsApp o Facebook, para poder llegar a más personas. Recordemos que esta es la “plaza” en la que se mueven nuestros futuros catequizandos.
Se puede hacer esta invitación durante al menos unos 30 días para que se enteren todos los niños y sus padres. Mientras tanto, cada domingo, al final de la misa, se anima a asistir al curso de preparación al sacramento de la eucaristía.
El reto es salir e ir al encuentro. Muchos no se acercan porque tienen miedo o se sienten indignos o tienen muchos quehaceres en la casa. Hay que platicar con la familia y hacerles ver la importancia de formarlos en la fe para que sean mejores personas, más incluyentes, más solidarios.
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Tomar nota de los interesados
Con todos estos medios, de seguro que pronto algunos levantarán la mano. Y a ellos hay que platicarles de qué se trata el asunto: los días de reunión, el libro con el que van a trabajar, las actividades que irán haciendo… Busca la manera de motivarlos, de engancharlos para que se animen y se acerquen. Convencerlos del valor de conocer a Dios, de ser amigos de Jesús, de hacer un mundo mejor por el bien de todos.
Una vez convencidos, deben llenar su ficha de inscripción, que ya tendrás impresa para ese momento.
En este encuentro también quizá ya se puede indicar la fecha de la primera reunión, que sugerimos sea una celebración con el grupo. De esta manera los comprometemos y todos nos hacemos corresponsables de esta preparación.
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Inicien formalmente el programa
Lo ideal es que sea en una misa. Quizá después de la comunión le pedimos al sacerdote, con anticipación, que presente los niños a la comunidad y que les dé alguna recomendación para que se preparen, estudien, conozcan a Jesús y a la Iglesia.
Al final de esta celebración hay que reunir a todo el grupo con el equipo de catequistas. En dicha reunión se les explica todo el plan que se ha preparado para ellos: las reuniones, la temática, el libro con el que van a trabajar, la Biblia, las celebraciones en las que participaran a lo largo del año y demás pormenores.
Con este gesto se inicia formalmente la formación de los niños y niñas con vistas a su primera comunión. Habrá que aclarar bien los horarios, el lugar de la reunión, los materiales que deben traer y, de parte nuestra, estar a tiempo, recibirlos como se merecen. Acompañarlos en todo el proceso que dure el plan.
Es muy importante que vayan informando a la comunidad cómo van los niños, qué están aprendiendo, qué se les está dificultando… Pedir a los padres de familia que ayuden con algunas actividades para que ellos también reflexionen en su fe y la vivan mejor.
A nivel de equipo, lo ideal sería evaluar cada mes para ver cómo va el programa: avances, dificultades, novedades… tanto a nivel de equipo como con los catequizandos. El párroco debería estar enterado de todo el proceso, de hecho, el director de esta orquesta es él.
¿Ya viste qué fácil fue hacer un plan y materializarlo? Si nosotros pudimos, tú también puedes lograrlo. Es cuestión de que te animes a dar el primer paso. Si ya llegaste hasta aquí, el reto es hacer el ejercicio en tu comunidad.
¡Ánimo! Aquel que te llamó para esta misión también dijo: “Yo estaré con ustedes…”
excelente información, gracias por compartirla y la pondré en práctica.