Una forma singular de iniciación cristiana de adultos


 

Para situarnos en el camino, que es Jesús, no basta que conozcamos doctrinas o sepamos muchas teorías, es preciso caminar, siguiendo sus huellas paso a paso, diariamente, hasta que nos hagamos dignos de ser llamados cristianos, seguidores de Cristo.

 

Amigos y amigas, agentes de pastoral y catequistas, compartimos algo que pudiera llamarse una nueva postura ante la catequesis de adultos, que nos dará pie para varios de los temas que siguen.

Una realidad que necesitamos aceptar y concientizar

Suponemos el hecho de que vivimos en un continente donde el número de bautizados es mayoría. Y con esto también suponemos que hubo una cierta “instrucción religiosa” para hacer crecer a esos bautizados hasta la necesaria adultez de su fe. Pero reconozcamos que esto no es así, porque las personas se hacen a base de decisiones libres: ningún adulto es católico sin saberlo ni quererlo. Por eso, seguramente, un muy alto porcentaje de esos bautizados en los censos de población, se manifiestan como “creyentes, pero no practicantes”, son, pero no son, porque en la realidad cotidiana no viven lo que son.

 

Las 7 razones para entender iniciar el camino de fe de adultos

En Dabar creemos que la iniciación cristiana tiene que seguir un “Camino de fe” y te damos las siguientes razones para ello:

  1. Porque la fe no es simplemente creer en algo, sino, sobre todo, creer en alguien. Y ese alguien es Jesús que dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14, 6). La iniciación es un proceso de formación de verdaderos cristianos, que necesitan, buscan con fe y se encuentran con Jesús que es el camino.
  2. Porque las primeras comunidades nombraban al cristianismo como El Camino y a los que querían entrar les daban a conocer con precisión el Camino del Señor (Hechos 18, 24-26). La iniciación pretende eso: convocar, acercar, provocar el encuentro, profundizando en el conocimiento de Jesús, su mensaje y su camino.
  3. Porque Jesús dijo a sus discípulos y a toda la gente; “Si alguno quiere seguirme, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Marcos 8, 34-35). La fe nos impulsa a arrojarnos a lo desconocido, a lo que no se ve, confiando en el Señor. La iniciación pretende llevarnos a la negación de nosotros mismos (la conversión), al encuentro con Cristo muerto y resucitado y a su seguimiento, cargando nuestra cruz, es decir, asumiendo libre y gustosamente los deberes, los sacrificios y las dificultades que el Padre nos propone diariamente.
  4. Dios tiene un Camino de fe específico para cada uno de nosotros: la iniciación a través de un itinerario de formación, experiencias, ritos, compromisos y vivencias, ayuda a descubrir el de cada uno y nos habilita para ver, pensar y amar como Jesús y seguirlo.
  5. No se puede recorrer el Camino catecumenal de iniciación sin los medios que Jesús nos da para poder tener fe y vida, los sacramentos del bautismo, confirmación y eucaristía. El sentido y el dinamismo sacramental forman parte importante del camino de la iniciación cristiana.
  6. La fe y el camino son inseparables, porque la fe es el dinamismo por el cual caminamos y avanzamos. Apoyada en la fe, la iniciación nos pone en camino para avanzar de una vida que llevábamos, a otra vida mayor y mejor, no sin dificultades ni obstáculos, pero siempre sosteniendo nuestro coraje de creer, hasta llegar a una fe robusta y adulta. En esto consiste el camino de la iniciación y su dinamismo propio es la fe, que, en ese itinerario, nace, crece y se desarrolla.
  7. La fe implica necesariamente el encuentro con la persona de Jesucristo. Para que la iniciación nos sitúe en Jesús, que es el camino, la verdad y la vida, no basta con que adquiramos muchos conocimientos de él, sino que es preciso estar libremente dispuestos a caminar siguiendo sus huellas, paso a paso, día con día, hasta que nos hagamos dignos de llamarnos cristianos, seguidores de Jesús, nos incorporemos a la vida de nuestra comunidad cristiana y asumamos el compromiso que nos corresponde en la Iglesia y en nuestras sociedades.

Este Camino de fe puede entenderse como una modalidad de iniciación cristiana para jóvenes y adultos, donde catequistas y agentes de pastoral asumen la responsabilidad de comprender un poco más de la fe y de la iniciación en beneficio de la propuesta pastoral y para invitar y convencer a los posibles candidatos de cada comunidad.

 

Estamos seguros, y por eso lo esperamos, de que lo que estamos compartiendo alimente cada vez más nuestro propósito de impulsar la iniciación de jóvenes y adultos jóvenes en nuestras comunidades.