Los 7 atributos que buscamos desarrollar en los jóvenes con el sistema de educación en la fe para Secundaria


 

Siempre que se va a impartir la materia de religión en Secundaria surge la pregunta: ¿Cómo quiero que mis adolescentes sean al final de esta etapa? Tomando en cuenta que la educación en la fe, en este nivel, es diferente a la de la Primaria, no solo en contenidos, sino en objetivos.

Para los adolescentes de secundaria, la educación en la fe busca un mayor grado de profundización y de madurez de la vida cristiana; implica una mayor comprensión e interioridad del misterio de la Salvación, al tiempo que busca atender puntos de interés propios de una etapa de despertares y de cambios, para superar la confrontación entre la fe y las otras ciencias;  buscando fortalecer, mediante el diálogo, su búsqueda vocacional.

El adolescente ideal que deseamos tener al final de esta etapa de formación

¿Cuáles son los rasgos que deben tener los adolescentes para ser mejores personas y mejores cristianos? ¿Cómo son los nuevos jóvenes adolescentes a quienes se les ha enseñado que la fe les ayuda a ser felices, pero no una fe egoísta, sino comunitaria y solidaria con los pobres y con el planeta? ¿Qué aprendizajes y valores deben obtener para desenvolverse en un mundo marcado por la “rapidación”, la desigualdad, las nuevas tecnologías y la cultura del descarte?

Sabemos que la escuela católica tiene el distintivo de ser una comunidad animada por el Espíritu y por los valores del Evangelio. Y tiene la encomienda de que “no puede excluir o marginar, ni su identidad católica, ni su papel en la evangelización” (Directorio para la Catequesis, Dabar 2020, nn. 309-315).

Por ello, a continuación te mencionamos los rasgos del perfil de egreso de los alumnos y alumnas que serán formados en la fe con la serie “Seguidores de Jesús” de Ediciones Dabar.

Al final del ciclo de secundaria:

  1. La persona

Los y las adolescentes se reconocen con cualidades, dones y anhelos de felicidad y realización. Posee un potencial de diálogo, solidaridad e inclusión experimentados en el conocimiento de sí mismo, de su dignidad, y se siente persona amada por Dios. Ponen en práctica los valores y principios necesarios para enfrentar la realidad y las problemáticas propias de la adolescencia. Ha desarrollado un equilibrio entre su mente, su corazón, su alma y su fuerza. Valoran su vida, se ama tanto, que cuida de sí mismo y de los demás como se cuida un tesoro.

  1. La vida cristiana

Los alumnos y alumnas sabrán qué es un cristiano o cristiana que ha optado por Jesucristo, se ha encontrado con él, lo ha experimentado, cree en él y lo sigue. Han crecido en el amor. Conocen su vida, su obra y su destino de cruz y resurrección, pero sobretodo sabe que la tarea del Reino de Dios es un proyecto que desea seguir. Comprenden la razón del amor preferencial de Jesús hacia los sufrientes de este mundo y su fidelidad al Padre misericordioso. Entienden por qué Jesús es semejante a todos los seres humanos en todo menos en el pecado. Saben por qué el seguimiento de Jesús es el auténtico camino cristiano, y por qué él es la piedra angular de la iglesia católica, que es servidora del Reino. Por ello, creen y desean ser un seguidor o seguidora de Jesús.

  1. La Biblia

Los y las jóvenes comprenden el valor de la Biblia como Palabra de Dios que ilumina sus vidas cotidianas y su búsqueda vocacional. Sabrán mirar la historia de la salvación desde la fe en Jesús. Comprenden que la salvación es un don de Dios, pero también es una práctica de vida personal y comunitaria basada en la belleza del amor y la justicia, el cuidado responsable de la vida y el ser solidario con los desprotegidos. Saben que Dios es bueno y misericordioso, que se revela en la vida para dar a conocer su amor y felicidad para todos sus hijos e hijas.

  1. Iglesia-comunidad

Los estudiantes comprenden que el proyecto de Jesús es un camino en comunidad, donde con otras y otros encuentra  felicidad y compromiso. Saben el valor de vivir en comunión y de sentirse iglesia-comunidad. Se identifican como parte de la Iglesia y se adentra en su compromiso social para curar, incluir, perdonar y reconciliar a quienes sufren a su alrededor. Son capaces de crear lazos de amistad y solidaridad para defender y promover la vida digna para todas y todos. Construyen la paz en diálogo e inclusión con personas de diversas creencias y culturas.

  1. Celebración

Las y los educandos comprenden la dimensión litúrgica de la fe y la festeja. Vislumbran que el amor, la vida, la amistad, la petición, el agradecimiento, deben ser festejados. Aprecian el valor y la riqueza de la liturgia, sus tiempos, gestos, símbolos, su significado, y su conexión con la vida cristiana. Conocen y celebra el año litúrgico y sus tiempos festivos: Adviento, Navidad, Cuaresma y Pascua. Celebran su fe de manera respetuosa, lúdica y comunitaria. Desean luchar contra el machismo de nuestra sociedad teniendo como modelo a María de Nazareth, un ejemplo a seguir en su vida juvenil.

  1. Espiritualidad

Los y las adolescentes cuidan y alimentan su relación con Dios a través de la oración personal y comunitaria, el contacto con la naturaleza y la presencia solidaria en la vida de los que sufren. Tienen experiencias de encuentro con Cristo que le ayudan a dar testimonio cristiano en la comunidad educativa y en la familia. Saben encontrarse con Dios para dialogar, agradecer, pedir y alimentar su fe. Sabe que el amor es la fuente y la fuerza para vivir. Conocen cómo acercarse a la realidad, mirarla, reflexionarla, iluminarla y poner en práctica principios y valores básicos para influir en ella de manera positiva. Tienen hábitos de discernimiento y de revisión de vida para darle sentido a su vida y a su vocación. Tienen capacidad de interioridad, de fraternidad y de trascendencia.

  1. Mundo

Los alumnos y alumnas saben la importancia de reconocerse como parte del mundo, mirar a la naturaleza como Madre Tierra y se relacionan con ella con respeto, veneración y cuidado. Aspiran a otro mundo posible, más fraterno, solidario, amoroso y justo.

Estamos seguros de que este resultado ideal y deseable que proponemos en Dabar no se logra en automático. Implica que la clase de religión en la escuela católica tome en serio su papel evangelizador, su carisma religioso, la valiosa espiritualidad de quienes presiden la escuela, y que todos los participantes, particularmente las y los docentes de religión, sean capaces de actualizar su fe, su lenguaje y su compromiso cristiano.

Finalmente deseamos que los futuros jóvenes:

  • Descubran el Camino de luz, el amor y la felicidad donde parece que no los hay.
  • Descubran la Verdad donde parece que todo es fake new y memes.
  • Descubran Vida donde parece que todo es sufrimiento e indiferencia.
  • Descubran que ser seguidores de Jesús nunca defrauda.

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