La piedad popular está encarnada en nuestras fiestas y tradiciones


 

 

Mediante la liturgia, los cristianos nos encontramos con hermanos y hermanas para dar culto a Dios, para comulgar con su proyecto de amor, escuchar su palabra, mostrar nuestro agradecimiento, reconocer nuestras limitaciones, unir nuestras peticiones, celebrar nuestras luchas y victorias, y encontrar la gracia para seguir trabajando por el Reino.

Sin embargo, la liturgia no agota todo el misterio celebrativo que alimenta nuestra vida cristiana. Por eso la Iglesia, habiendo valorado la religiosidad popular como “el alma de los pueblos”, recomienda y promueve otras celebraciones y ejercicios de piedad que fortalecen la espiritualidad personal, familiar y comunitaria.

 

Expresiones de gran valor espiritual

En la piedad popular, tal vez te has encontrado con celebraciones que impactan más por su profundidad espiritual, por su identidad católica o por su carácter festivo. Sea cual sea, te han llevado a vivir con más sentido la liturgia de Iglesia; sea por su lenguaje, signos, cantos o imágenes hay un gran valor emotivo que nos une para celebrar.

Siguiendo el curso del ciclo litúrgico, encontramos múltiples manifestaciones que el pueblo ha hecho suyas y las vive como parte de su fe y como vínculo con Dios, lo sagrado y su Iglesia. En estas expresiones hay historia y vida, que son acompañadas con signos, palabras, oraciones y peregrinaciones.

Para fortalecer tu identidad y tu espíritu cristiano, hacemos un breve recuento de algunas pistas para su reflexión:No todo es comida y bebida, también hay mística y espiritualidad

  1. Cristo, en su acción liberadora y transformadora, se hace presente en medio de su pueblo pobre. De ahí que cada una de esas expresiones religiosas lleva consigo acciones de gracias, perdón, misericordia, humanización y salvación.

Desde este modo popular de vivir, la fe invita a la conversión, a una vida no solo festiva, sino más comprometida con el Evangelio y con la vida humana.

Nuestra espiritualidad Cristocéntrica se enriquece poniendo en práctica su propuesta del Reino. Es decir, creer en Jesús, es creer en su Reino y vivirlo. Esto significa que actúas, celebras y convives para que haya más paz, más justicia, más amor en los pueblos.

  1. En cada actividad de religiosidad popular siempre está la invitación pedagógica de nacer, crecer, madurar, morir y buscar la plenitud de la resurrección. Es una referencia al sentido de pertenencia a la comunidad-Iglesia, que lleva un proceso de crecimiento, maduración y compromiso. Se celebra en honor a Dios, que busca acompañar a su pueblo, que fortalece la fe, que promueve la comunión o el sentido festivo y la transformación de los fieles.

Toma en cuenta que tu espiritualidad se fortalece en un proceso de comunión, sobre todo con las personas más desprotegidas. Porque una espiritualidad cristiana no puede ser indiferente al dolor y la injusticia humana que se comete en contra de los pobres.

  1. Conoce la historia de las celebraciones. Quien no conoce la historia y no la guarda en su memoria, corre el riesgo hacer cosas robotizadas, sin significado y hasta contrarias al sentido de la fe.

Te animamos a que cultives tu espiritualidad con la lectura de la Palabra de Dios. Conoce la historia. toma ejemplo de los seguidores de Jesús y trasmite la memoria del pueblo y sus experiencias liberadoras con Dios.

  1. Recuerda que las tradiciones celebradas expresan la fe de muchas personas. Es fundamental reconocer que la gran diversidad que existe enriquece a la comunidad.

Nutre tu espiritualidad con apertura a lo diferente; no excluyas, más bien incluye. Descubre la belleza de la relación fraterna.

  1. Cada evento o expresión de piedad popular ofrece una palabra situada del momento que estamos viviendo, ya sea Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua; esto es señal de que a Dios le damos el espacio y el tiempo para que comunique su voluntad y su amor al pueblo pobre en todo momento y a lo largo del año.
  1. La religiosidad popular, siguiendo la secuencia del año litúrgico, con su múltiple variedad de celebraciones en torno a los misterios de Cristo, de María o de un santo; recogen y guardan un estilo de vida que es digno de reproducir para contribuir a un mundo mejor.

Cultiva tu espiritualidad a través de la oración. La gran riqueza de las oraciones del pueblo y de la Iglesia, muestran la sabiduría con la cual verdaderamente el corazón humano expresa su fe, su esperanza, su agradecimiento, su arrepentimiento, su alegría o su fuerza profética para resistir y para luchar.

Recapitulando, podemos decir que la espiritualidad tiene tiempos y lugares para fortalecerse y expresarse. No es algo personal, es el sello de un pueblo. La espiritualidad que tengamos nos debe llevar a sentir con el pueblo, sentir con la Iglesia, como decía Mons. Romero.

Tenemos que examinarnos frecuentemente para ser conscientes de que tanto nos dejamos conducir por el Espíritu de Jesús, y así, desarrollar bien nuestra misión. El auténtico cristiano, que vive como pueblo, se va sintiendo lleno del Espíritu de Dios para construir un mundo más fraterno e incluyente.

Con justa razón el papa Francisco dice: “las expresiones de la piedad popular tienen mucho que enseñarnos y, para quien sabe leerlas, son un lugar teológico al que debemos prestar atención, particularmente a la hora de pensar la nueva evangelización”.

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