Descubramos el mensaje de Dios en la carta que escribió para ti, para mí, para cada uno


Leamos algún versículo de la Biblia cada día. Comencemos por el Evangelio; mantengámoslo abierto en casa, en la mesita de noche, llevémoslo en nuestro bolsillo, veámoslo en la pantalla del teléfono, dejemos que nos inspire diariamente. Descubriremos que Dios está cerca de nosotros, que ilumina nuestra oscuridad.

Papa Francisco

En este mes de la Biblia sería bueno empezar a leerla. Y hacerlo no porque lo dice el Papa o nuestra abuelita, sino convencidos de que algo bueno podemos aprender de ella para nuestra vida. Porque si queremos ser libres, felices, trascendentes, nadie mejor puede llenar nuestro corazón inquieto que Aquel que nos llamó a la vida y que quiere estar en comunión contigo, conmigo, con cada uno de sus hijos.

Es por eso que queremos compartir contigo unas reflexiones inspiradas en Una guía para leer la Biblia de Ivo Storniolo. Es un libro pequeño, pero muy sabroso sobre el tema. Esperemos que con él se encienda en ti el deseo por conocerla y empieces a leerla, un verso cada día, porque seguro que Dios quiere entablar un diálogo contigo, pues “él nos amó primero”.

La Biblia es una carta que Dios ha escrito para ti, para tu familia, para tu pueblo o ciudad y para tu país. Mas aún, la Biblia es una carta que Dios ha escrito a toda la humanidad, la de hoy, la de ayer y la de mañana.

 

Se la ha escrito para decirte que no estás solo en este mundo, ni en tu familia, ni en tu pueblo. Al contrario, Dios está siempre con todos, como Padre y compañero, en todas las situaciones y acontecimientos de tu vida, de la de tu familia y de la de tu pueblo. Y esta carta dejará bien claro que Dios está presente en ti y en todos los tuyos mucho más que tú mismo y las personas que te rodean. Más todavía, descubrirás que la verdad no es que Dios esté presente en ti, en los otros y en las demás cosas del Universo. Al contrario, somos nosotros los que estamos en él. Porque Dios es como un mar sin orillas y, cuando nos perdemos en él, en él nos encontramos. Sería imposible estar fuera de él, porque fuera de él nada existe y, en ese caso, tampoco existiríamos nosotros.

Dios es inimaginable para nosotros, porque es infinito. Cuando lo descubrimos, nos sentimos como un pájaro libre en el cielo. Es verdad que un pájaro no necesita todo el firmamento para existir, pero la inmensidad del cielo le dice que es libre. Así es como nosotros nos sentimos en Dios: libres para vivir la vida que él nos ha dado gratuitamente. Y, en el fondo de nuestra alegría, sabremos agradecerle todo lo que nos ha concedido. Esta gratitud es el mayor placer que nos regala.

Podrás descubrir todo eso en esta carta. Quizás, no de una vez, sino poco a poco, un poco cada jornada. Llegará sin embargo el día en que, después de leer esta larga carta, podrás confirmar, con tu misma vida, todo lo que Dios te ha dicho en ella.

¿Tienes dificultades para leer? Entonces pide a alguien que te la lea. Te garantizo que encontrarás alguna persona que sentirá placer en leerla contigo. Puede ser alguien de tu familia, un amigo, un profesor, un sacerdote de tu parroquia. Juntos, podrán reunir también un grupo y pedir a alguien que la lea. La dificultad de leer no es, por tanto, una disculpa. Y no tengas prisa: tienes toda la vida para leerla. Además, a veces es necesario leer, detenerse y pensar. Si vamos muy deprisa, correremos el riesgo de no ver el camino ni las cosas que haya en él, o pasaremos por encima de lo más importante para nosotros. Lenta y constantemente, es lo mejor.

Pero no olvides algo que es muy importante. Cuando recibimos una carta, el remitente espera nuestra respuesta, no es necesario responder después de leer toda la carta. Responde poco a poco. La carta es larga. Puedes responder a medida que la vas leyendo. Pero la mejor respuesta no es con palabras, sino con tu vida, con gestos sencillos y concretos, en la vida de cada día, en cada momento. Lees y te preguntas qué responderás, pero no mañana, sino hoy mismo, antes de que termine el día. Dios está presente en todo y sabe leer todo lo que acontece en la vida y en la historia. Lo importante es responder.

Con la Biblia en tus manos, acabas de encontrar un tesoro. Aprovéchalo.

Acabas de recibir una carta que te trae buenas noticias. Léela con atención.

Acabas de recibir un espejo. Mírate en él, y mira también tu vida, la vida de tu pueblo y la vida de toda la humanidad.

Acabas de recibir una historia. Léela atentamente y descubre en esa historia tu propia historia, la historia de tu pueblo y la historia de toda la humanidad.

La Biblia te presentará el misterio de Dios, que es espíritu, luz y amor.

Él te mostrará el camino de la vida.

“Toda Escritura ha sido inspirada por Dios, y es útil para enseñar, para persuadir, para corregir, para educar en la rectitud, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para el bien” (2 Tim 3,16-17).

Esperemos que estas breves reflexiones te ayuden a acercarte al texto sagrado con los pies descalzos como Moisés, o como san Jerónimo, para dejarte llevar por él y hacer de tu vida una misión por un mundo mejor, bueno y saludable para ti, los tuyos y de todos.

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