CATEQUESIS CON LOS QUE SON “EL AHORA DE DIOS”, LAS Y LOS JÓVENES

Los jóvenes, en nuestras estructuras habituales, muchas veces no encuentran respuestas a sus inquietudes, necesidades, problemáticas y heridas.

Papa Francisco (Vive Cristo, esperanza nuestra, n. 202)

Al hablar de catequesis o iniciación cristiana de mayores de edad, debemos separar a los jóvenes de los adultos por la importancia de cada uno, y porque la catequesis con jóvenes tiene exigencias importantes y peculiares.

Una mirada rápida a los jóvenes en nuestro continente

Es importante que hagamos una revisión de la situación de los jóvenes en América Latina, y por eso recurrimos a lo que se comenta en el Documento de Aparecida y en la Carta a los jóvenes del papa Francisco.

Ha habido grandes y rápidos cambios en el mundo. En Latinoamérica ya no todos se confiesan católicos, porque el Evangelio ha dejado de permear (penetrar) las sociedades. Respecto a los jóvenes, nosotros como Iglesia debemos reconocer que no los estamos escuchando suficientemente a fondo, que no fomentamos ni valoramos sus preguntas y su novedad, y nos resistimos a aceptar sus provocaciones.

Muchos jóvenes en nuestros pueblos y ciudades están siendo víctimas del sufrimiento y la manipulación, padecen violencia en todas sus innumerables formas. Es curioso ver que, en Latinoamérica, los que más se interesan por los jóvenes y los buscan son el crimen organizado y los políticos. La educación de baja calidad que reciben los pone en un nivel bajo de competitividad, y la falta de oportunidades de trabajo y de estudios superiores reduce su horizonte de futuro. Por ello se ven obligados a aferrarse a las ofertas, positivas o negativas, que se les ofrecen. Todo esto se ve acompañado, como causas o como consecuencias, por diversas situaciones que los afectan significativamente: una cantidad creciente de secuelas de pobreza que impiden el desarrollo realmente humano de sus vidas; la crisis por la que hoy atraviesan las familias del continente produce en ellos profundas carencias afectivas y conflictos emocionales.

Es cierto también, que existen algunas comunidades cristianas en las que se pueden encontrar jóvenes entusiastas colaborando en la pastoral juvenil, en la catequesis y en la pastoral social, porque esas comunidades han abandonado sus espacios rígidos y sus zonas de confort y se han abierto a la búsqueda y escucha disponible y atenta de las y los jóvenes, que al sentir esa empatía de las comunidades, participan y las enriquecen con su fresca aportación, las ayudan a abrirse a nuevas sensibilidades y a salir al contacto con su entorno. Lamentablemente, son todavía pocas las comunidades en las que está sucediendo esto. Sin embargo, son una buena muestra de que, como Iglesia, algo nos está haciendo falta en nuestro acercamiento y atracción respecto a las y los jóvenes.

La catequesis juvenil puede transformar su realidad

Tomando como base inspiracional, el Directorio para la catequesis, números del 250-256 y Vive Cristo, esperanza nuestra, carta del papa Francisco a los jóvenes, en su capítulo VII, para tratar de reflexionar acerca de cómo nuestra catequesis puede ser tan atractiva y fascinante para los jóvenes de hoy, como lo fue el llamado para los discípulos de Jesús.

La pastoral juvenil

Como toda catequesis, la educación en la fe con jóvenes debe estar relacionada y ser parte de la pastoral juvenil. Ahora bien, la pastoral juvenil, hoy, no puede seguir llevándose como estábamos acostumbrados a llevarla; porque, como ya hemos visto, los jóvenes están siendo afectados por la rápida transformación económica, política, cultural, social y hasta religiosa de nuestros pueblos. Necesitamos una pastoral, y por tanto una catequesis, que tome muy en cuenta las realidades de los jóvenes y, junto con ellos, encontremos respuestas y soluciones cristianas a las mismas.

Para la catequesis con jóvenes necesitamos concientizar y asumir las dos grandes líneas de la pastoral juvenil de hoy. La primera es la búsqueda, la convocatoria, el llamado que atraiga a jóvenes de ambos sexos a la experiencia del Señor. La segunda es el crecimiento, el desarrollo de esa primera experiencia hacia un camino de maduración. Comentemos algo de cada una.

La búsqueda

Abordar a los jóvenes de hoy no es una tarea fácil. Por ello, unas recomendaciones a tomar en cuenta. Una es que quienes mejor pueden salir y buscar el acercamiento a los jóvenes son los mismos jóvenes de la comunidad, que pueden poner en juego su astucia su ingenio y el conocimiento que tienen de los jóvenes del entorno. Por su propia experiencia de vida, ellos pueden comprender mejor la sensibilidad, el lenguaje, y las problemáticas de los demás jóvenes. Otra es que el primer anuncio (Kerygma) puede despertar una honda experiencia de fe en Dios, sea en un “retiro juvenil de impacto”, o en la calle, o en un café y hasta en un bar. Quizá en este intento pudiera descubrirse “cómo encarnar el Kerygma en el lenguaje que hablan las y los jóvenes de hoy”. Una más. Para que los jóvenes aborden a los jóvenes, se necesita que usen “la gramática del amor” desinteresado, incondicional y relacional, que expresa cercanía y proximidad y les da a entender que estamos por ellos y para ellos, y que lo único que pretendemos es vivir con coherencia nuestro compromiso con Jesús, con libertad y sin proselitismos.

El crecimiento

Al respecto, una primera recomendación o quizá mejor una advertencia: nunca dejemos anclados a las y los jóvenes en la primera e intensa experiencia. Muchas jornadas, cursillos y movimientos motivacionales que han logrado provocar una intensa experiencia de encuentro con Jesús y han conmovido los corazones de las personas, han fracasado porque no pensaron en la profundización y el desarrollo a fondo de la primera experiencia. Es cierto que para eso es necesario un proceso formativo, pero no proyectado como una formación meramente doctrinal y moral, sino como una profundización de la primera experiencia fundante del encuentro con Cristo, por un lado; y, por otro lado, como la inspiración para crecer como Jesús y con él, “en el amor fraterno, en la vida comunitaria y en el servicio”, con y para los demás, en su Iglesia y en su sociedad.

Nuevos estilos

Los y las jóvenes difícilmente se van a sentir atraídos por esquemas pastorales o catequísticos muy planificados y rígidos, por tanto, la pastoral y la catequesis “necesitan adquirir otra flexibilidad”. Debemos, jóvenes y adultos de la comunidad cristiana, saber convocar y acompañar a las y los jóvenes a acontecimientos y eventos que les ofrezcan ambientes y espacios “donde no solo reciban una formación, sino que también les permitan experimentar y compartir la vida, celebrar, cantar, escuchar y compartir testimonios reales, y experimentar la alegría del encuentro comunitario con el Dios vivo”, que es joven y quiere a los jóvenes alegremente vivos.

Los jóvenes son “el ahora de Dios”

Por tanto, como dirían los jóvenes, “el rollo es de Dios”. El Padre que llama, el Hijo que reúne, configura y envía y el Espíritu Santo que ilumina, inspira y anima. Pongamos, pues, en esta catequesis toda nuestra fe, toda nuestra esperanza, nuestra oración y nuestra vida, en la seguridad de que Dios guiará nuestros esfuerzos y acciones y nos pondrá palabras en la boca.

Estamos seguros de que estos puntos nos servirán para animarnos todavía más en la propuesta pastoral de la que hemos venido hablando y nos ayudarán a convencernos y convencer de la importancia y necesidad actual de la misma.

El papel del catequista

Reunamos a las y los agentes jóvenes de las diversas pastorales de nuestras comunidades, no importa sin son pocos o muchos, y reflexionemos juntos los puntos compartidos, cuestionándonos qué tan preparados y comprometidos estamos en la propuesta pastoral de esta catequesis.

Si la respuesta es negativa, no esperemos, empecemos a prepararnos y a disponer nuestro espíritu para atrevernos a empezar.

Si la respuesta es positiva, no esperemos, pongamos en juego nuestra creatividad y nuestro ingenio en iniciar la búsqueda y la convocatoria que atraiga a los que son el ahora de Dios en nuestras comunidades.

Cada vez estamos más cerca y esperamos que más comprometidos en que nuestra propuesta se haga realidad. Nos gustará saber cómo nos vamos sintiendo.

 


 

 

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