A lo largo de los poco más de 12 años de pontificado, Jorge Mario Bergoglio sembró un mensaje claro: hay que construir una Iglesia que escuche, que camine con el Pueblo, que abrace a los más pobres y cuide la creación. Las enseñanzas de Francisco han sido y serán una invitación constante a vivir el Evangelio con alegría, sencillez y compromiso.
Tras el triste fallecimiento de nuestro último Papa, en Dabar nos hemos dado a la tarea de recapitular las enseñanzas fundamentales que conforman su legado y que resumen su visión de fe, esperanza y renovación. Además, aprovechamos para recomendarte algunos libros y documentos que te permitirán profundizar en sus reflexiones y mantener vivo su espíritu en tu vida y tu comunidad.

1. La elección de su nombre pontificio: Francisco
Uno de los primeros gestos simbólicos y profundamente reveladores del papa Bergoglio fue la elección de su nombre: Francisco. No fue una decisión casual. Al elegir ese nombre, evocó de inmediato la figura de san Francisco de Asís, el santo de la pobreza, la paz, la fraternidad y el amor a toda la creación.
Este nombre marcó desde el inicio un rumbo claro: el deseo de una Iglesia más sencilla, cercana a los pobres y despojada de privilegios. Francisco dejó en claro que su pontificado no seguiría los caminos del poder o la ostentación, sino los senderos del servicio humilde, el diálogo y la reforma espiritual.
Como bien lo explica el libro Francisco de Roma y Francisco de Asís, esta elección no solo vincula a dos grandes figuras de la historia cristiana, sino que revela un mensaje profundo: estamos ante un nuevo estilo de ser y hacer Iglesia, inspirado en la vida evangélica de San Francisco. Es una propuesta que invita a “confraternizar con todos”, viviendo la fe con humildad y alegría.
2. La importancia de una Iglesia sinodal
Uno de los pilares más destacados del pontificado de Francisco ha sido su insistencia en construir una Iglesia sinodal, es decir, una Iglesia que camine unida, escuche a todos y tome decisiones de manera participativa. Para el Papa, la sinodalidad no es solo una estructura organizativa, sino una dimensión esencial de la Iglesia, que debe vivirse como comunión, participación y misión.
Francisco afirmó en varias ocasiones que “el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”. Bajo esta visión, la autoridad se convierte en servicio, y el protagonismo se abre a todos los bautizados, no solo al clero. Esta propuesta transforma profundamente la manera de vivir y entender la fe comunitaria.
Para adentrarse con seriedad en esta reflexión, el Vademécum para el Sínodo sobre la Sinodalidad es una herramienta indispensable, este manual acompaña al Documento Preparatorio del Sínodo y está pensado como una guía práctica para parroquias y diócesis. A través de él, se anima a realizar procesos de escucha y discernimiento que sean sensibles a cada cultura, contexto y realidad pastoral.
Otros libros relacionados son:
3. La solidez teológica del Papa Francisco.
Uno de los juicios más apresurados —y erróneos— que enfrentó el papa Francisco fue por su postura pastoral, cercana y directa, ha llevado a algunos a preguntarse si su magisterio tiene el mismo peso doctrinal que el de sus predecesores. Incluso dentro de ciertos sectores de la Iglesia, se han alzado voces que, con poca fidelidad eclesial, llegaron a calificar sus propuestas como confusas.
Sin embargo, lo cierto es que el papa Francisco propuso una teología profundamente enraizada en el Evangelio, en la tradición viva de la Iglesia y en la realidad concreta de los pueblos. Su lenguaje puede ser accesible, pero eso no significa que carezca de rigor. Al contrario, su forma de hacer teología se apoya en la escucha del Espíritu y del Pueblo de Dios, buscando una Iglesia que no solo piense, sino que ame, actúe y acompañe.
Conoce parte de su construcción teológica en la colección: Teología del papa Francisco
4. Atención de los movimientos sociales mundiales
Para Francisco, los movimientos sociales no solo eran una expresión política, sino un grito que debe ser escuchado desde la misericordia y la cercanía, características esenciales de su magisterio. La Iglesia está llamada a acompañar estos movimientos con una pastoral de cercanía y apertura, sin miedos ni prejuicios.
Desde su pontificado, llamó a la Iglesia a escuchar las voces de los más pobres, los excluidos y los que luchan por la justicia social. Este llamado a la acogida de los movimientos sociales no solo tiene un componente social, sino también una dimensión profundamente espiritual, en la que el Papa nos invita a ver el rostro de Cristo en aquellos que luchan por la dignidad humana.
Puedes leer sus pensamientos sobre estos temas en: 100 pensamientos esenciales del Papa Francisco
5. El Papa y los jóvenes: Vive Cristo, esperanza nuestra
Uno de los grupos que más cautivó la atención del papa Francisco durante su pontificado fue la juventud. Francisco dedicó una parte significativa de su magisterio a los jóvenes, no solo como futuros líderes de la Iglesia, sino como una parte vital del presente, con un papel activo y crucial en la construcción de un Mundo más justo y humano.
En su exhortación apostólica Vive Cristo, esperanza nuestra, el Papa se dirigió a todos los jóvenes cristianos con una llamada profunda y llena de esperanza: “Él vive y te quiere vivo”. Esta es una afirmación poderosa y llena de amor que Francisco lanzó con la certeza de que Cristo es el verdadero motor de la juventud. Para el Papa, todo lo que Jesús toca se renueva, se llena de vida y de propósito. El joven es llamado no solo a vivir, sino a vivir con plenitud, con alegría y con una misión concreta en la Iglesia y en el Mundo.
Bergoglio también extendió su mensaje a todo el Pueblo de Dios, invitando a los creyentes a acompañar y valorar a los jóvenes en su camino de fe, pero también en su lucha cotidiana con las dificultades del mundo actual. En palabras de Francisco, cuando el joven se siente “avejentado” por la tristeza, los miedos o los fracasos, allí está Cristo, llamando para devolverle la esperanza y la fuerza para empezar de nuevo.
Al reflexionar sobre las enseñanzas del papa Francisco, recordamos su legado con gratitud y admiración. Aunque ya no se encuentre entre nosotros en cuerpo, su palabra sigue viva y vibrante, guiándonos y desafiándonos a vivir con una fe activa, comprometida y llena de esperanza. Su mensaje de humildad, cercanía, misericordia y justicia continúa siendo un faro de luz para la Iglesia y el mundo, recordándonos que, como él mismo dijo, “Él vive y te quiere vivo”.
Su llamado a una Iglesia sinodal, a acoger a los jóvenes, a estar en contacto con los movimientos sociales y a renovar nuestras vidas en Cristo, son principios que debemos seguir aplicando cada día. La voz del Papa permanece con nosotros, inspirando a nuevas generaciones a seguir su ejemplo de fidelidad y valentía en un mundo que necesita su mensaje de paz, amor y esperanza.
Así como el Papa se ha mantenido cercano al pueblo de Dios, nosotros debemos seguir siendo sus testigos vivos, transmitiendo sus enseñanzas con el mismo fervor y compromiso. Y aunque su presencia física ya no esté en este mundo, su palabra perdura, su espíritu sigue guiando la Iglesia y su legado sigue tocando los corazones de millones.
Francisco fue y seguirá siendo un ejemplo de que las palabras no mueren, sino que se transmiten y se viven a través de las acciones. Hoy más que nunca, su mensaje sigue vivo en nosotros y en cada uno de los que decidimos caminar al ritmo de su magisterio.