¿Tiene algún sentido hacerse este cuestionamiento respecto de Jesús?


 

La lectura y la predicación de los Evangelios han sido parcial e incompleta. Comúnmente nos centramos en los milagros, las palabras, las actitudes y los grandes hechos de poder, y hemos dejado de lado la dimensión mística de Jesús, es decir, la experiencia de Dios Padre vivida por Jesús (el Hijo hecho hombre).

San Pedro, en los Hechos de  los Apóstoles (10, 38-39) resume así la vida de Jesús: “Jesús de Nazaret fue consagrado por Dios que le dio Espíritu Santo y poder. Y, como Dios estaba con Él, pasó haciendo el bien y sanando a los oprimidos por el malo”. Es claro que lo que da el verdadero sentido a la vida de Jesús es, precisamente, esas dos dimensiones: su encuentro íntimo y constante con  su Padre y  su acción liberadora y transformadora para con su pueblo.

Contemplar y descubrir esto es importante porque despierta y estimula la capacidad que hay en todo ser humano de acoger y sentir, en su interior, la presencia del misterio de Dios. Es por ello cierto que la vida del cristiano debe ser en cruz: teniendo siempre  la mente y el corazón en Dios y los brazos abiertos para acoger a todos.                                       

Por esta razón, después de poner a tu consideración lo que es la interioridad y su importancia, aún para lo ecológico, ahora queremos invitarte a reflexionar sobre algunas citas del Evangelio que nos ayudarán a comprobar sí Jesús tuvo interioridad y sí fue plenamente consciente de su compromiso con el mundo.

Como te puedes dar cuenta, las palabras, los gestos y las acciones de Jesús se manifiestan como inspiradas de su permanente interioridad.

Como puedes ver, es indiscutible que todo lo que hizo Jesús en su vida se caracterizó por una clara opción por los pobres, por los enfermos, por los marginados, por los pecadores y por una  permanente voluntad e insistencia de servicio; siempre en relación con el bien de los hombres y sus sociedades.

Te invitamos a buscar y leer por ti mismo, en tu Biblia, los textos citados y así, esperamos que, con estas muestras, te quede claro que la interioridad y el compromiso de Jesús con el mundo y la creación son las características de su vida y su misión.

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